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Identificación |
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Código. 1405401 |
Carácter. Cementerio interior |
Provincia. CÓRDOBA |
Municipio. POZOBLANCO |
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Descripción |
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Fecha. 1936 |
Titularidad. Pública |
Localización/Descripción. |
La fosa común se encuentra localizada en el interior del cementerio, en la parte central del mismo pegada al muro Este del recinto. La fosa común se encuentra localizada en el interior del Cementerio, en la parte central del mismo, abarcaría la anchura del recinto. Tiene forma rectangular y de dimensiones considerables en torno a 30 x 32 metros cuadrados de extensión.
El espacio rectangular se encuentra delimitado por unos bordillos de ladrillos y el interior con zona ajardinada y con unos rosales. La fecha de la fosa es variada abarca desde 1936 hasta 1949, cuando es el último año en que se practican fusilamientos en la localidad. Decir que de las 334 víctimas recogidas, 47 de ellas no fueron enterradas en fosa común, sino en cuadro o bovedilla.
El número de Víctimas que aparecen enterradas en la fosa de Pozoblanco asciende a 321.
En este caso se puede hablar de que se tienen noticias de la fosa común en los tres tipos de fuentes. En el caso de la fuente escrita se hace referencia a ella en los Libros del Ayuntamiento, aunque no aparece el lugar de su emplazamiento. En cuestión a la fuente oral, se ha localizado la fosa común gracias al testimonio del encargado de dichos Libros y al responsable del cementerio de los años 80, los cuales ambos coincidieron en la localización de la misma. Por otra parte los Libros del Registro Civil solo nos confirman del lugar de enterramiento que lo ubican en el cementerio de la localidad. Por último en relación a las fuentes visuales se pueden aportar las fotos realizadas a las fosas y un plano del Cementerio donde se señala el enterramiento en masa. |
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Contexto histórico |
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Víctimas. 321 |
Fuentes. Relato histórico. |
La noche del 18 de Julio llegó a Pozoblanco un telegrama de la Comandancia Militar, dirigido al capitán de la Guardia Civil, en el que se daba cuenta del triunfo del movimiento en la capital. El alcalde, Rafael Rodríguez, que en ese momento se encontraba en Córdoba, advirtió a su primer teniente de alcalde, Emiliano Mascaraque, de lo que acontecía en la capital.
La tarde del 19 de Julio se proclamó el fin de la República de Pozoblanco. Esa noche la Guardia Civil patrulló por el pueblo para evitar las concentraciones de grupos. El Partido Socialista y la UGT ordenaron que toda persona destacada estuviera alerta para salirse al campo. Los síntomas de hostigamiento eran cada vez más evidentes, pero cesaron cuando la masa popular decidió salirse a las afueras del pueblo. Los sublevados de Pozoblanco, cuando las fuerzas obreras se salieron del pueblo a partir del 20 de Julio, se aprestaron para una defensa que ya intuían desesperada y ordenaron que la concentración de toda la Guardia Civil de los pueblos de alrededores en Pozoblanco.
La recuperación de Pozoblanco fue la segunda operación de envergadura planeada por Miaja y su Estado Mayor en Montoro. Al igual que en Adamuz la lentitud fue la nota dominante. Según Jesús Izcaray, la columna que atacó
Pozoblanco estaba compuesta por fuerzas de Artillería al mando del comandante Aviraneta. Como jefe de Estado Mayor iba el Capitán Castañeda. El comandante Balibrea mandaba al resto de los soldados. Pero la figura más conocida de aquella rendición fue el capitán de la Guardia Civil Antonio Reparaz, al mando de una compañía de guardias de la Comandancia de Jaén, integrados en la columna de Miaja. Este capitán fue el encargado de llevar prolongadas negociaciones con los sublevados. Del 10 al 15 de agosto efectuó repetidas conversaciones para la rendición.
Aquí apareció claramente la dualidad Milicias-Ejército Regular, propiciada por el corporativismo de algunos militares como Reparaz. Los mandos militares, mantuvieron a los milicianos al margen de la operación sobre Pozoblanco. Se alegaba el extremismo y los excesos de las masas y se tenían presentes las entradas sangrientas de obreros y campesinos en otros pueblos de la zona.
La recta final del asedio comenzó el 12 de agosto, cuando Reparaz celebró el primer parlamento con los rebeldes.
El día 8 de agosto habían caído por primera vez algunas bombas sobre Pozoblanco. Los dirigentes del Frente Popular para evitar víctimas inocentes hicieron que las sucesivas pasadas de la avioneta los días 12,13 y 14 se limitaran a arrojar octavillas sobre Pozoblanco invitando a la rendición y a la obediencia al Gobierno de la República. Las condiciones de la rendición se establecieron en el cuartel general de Miaja en Montoso, ante los comandantes Aviraneta y Bufete, estando también presentes los alcaldes de Villanueva de Córdoba y de Pozoblanco, además del delegado del Gobierno, Vicente Sol.
En Pozoblanco, el jefe de Línea era el capitán Rodríguez de Austria, pero la iniciativa de los sucesos corrían a cargo de otro capitán allí deportado llamado Rañal. Según Jesús Izcaray. Al amanecer del 15 de agosto, el capitán Reparaz presionó con un ultimátum al capitán Rañal, le telefoneo hasta cinco veces durante esa mañana. Estos se avinieron a la rendición, tras obtener todo tipo de garantías de que se rendirían a los militares y no a las milicias, además de ser enviados sanos y salvos a zona gubernamental, a disposición del Gobierno.
Dio comienzo el ceremonial de la rendición de Pozoblanco, a las 8 de la mañana del sábado 15 de agosto.
Entraron los artilleros del sexto Ligero y ametralladoras de los comandantes Avinareta y Castañeda, los carabineros del capitán José Castell, los guardias civiles de los capitanes Reparaz y Calderón y alguna otra fuerza más.
Mientras las milicias quedaban a las expectativas en las afueras del pueblo.
En efecto la avanzadilla de la columna leal entró en Pozoblanco con gran preocupación, hasta dar vista el cuartel, donde se alinearon los guardias sublevados preparados para la rendición y en frente un grupo nutrido de derechistas. Enseguida fueron conducidos a las estación; a media mañana salió el primer tren de prisioneros a Puertollano y Levante, siendo protegidos durante los primeros kilómetros por milicianos a caballo de Enrique Vázquez. Por la tarde salió el último tren de prisioneros.
El 15 de agosto, la masa popular desencadenó también la consabida violencia anticlerical: se quemaron las imágenes de las iglesias de santa Catalina, Jesús Nazareno, Salesianos, San Sebastián y las ermitas de San Antonio, San Gregorio y San Bartolomé. A continuación, el Frente Popular y sus diversos comités pusieron en práctica la revolución colectivista y se incautaron de las ganaderías del término y de las fincas. Lo mismo se hizo con propiedades urbanas, industriales o automóviles de los insurrectos.
El 1 de Diciembre las milicias acantonadas en Pozoblanco a cargo de Bartolomé Fernández y Emiliano Mascaraque, lanzaron de improviso un ataque en la Sierra contra el pueblo de Villaharta, logrando entrar en el pueblo, sufriendo las milicias 31 muertos de los que una docena fueron fusilados cuando aquella tarde el pueblo cayó de nuevo en manos de los nacionales a cargo de una columna del teniente coronel Redondo que acudió
desde Córdoba. Así como un escuadrón de Policía Montada de Sevilla.
El 28 de febrero, el teniente coronel Cuesta Monereo, jefe del EM del cuartel general de Queipo del Llano, firmó la orden de operaciones “para la ocupación de la zona Hinojosa del Duque-Pozoblanco-Villanueva de Córdoba”. La confianza de Queipo en el resultado de la operación era ciega, despreciando al enemigo, de manera que en tres días pensaba apoderarse de todo el norte de Córdoba.
El 6 de marzo de 1937 dio comienzo la ofensiva franquista contra la comarca de los Pedroches. Las brigadas 73 y 74 republicanas resistieron aunque retrocediendo algo de terreno, el ataque más duro fue en la carretera de Villanueva del Duque en el cruce con la de Bélmez – Hinojosa. El 7 empeoró el temporal de lluvias y la resistencia republicana se afianzó. La columna de Espiel quedó paralizada el no lograr rebasar el arroyo Guadalbarbo.
El 8 continuaron los combates en las carreteras de Villanueva del Duque y en Villaharta con avances mínimos para los nacionales. La resistencia republicana flaqueó el día 9 sin haber llegado todavía los refuerzos de la 25 Brigada solicitada por Pérez Salas y que tanto se demandó al no recibir apenas refuerzos para contener a los nacionales.
Por lo que Rementería - Figuerola se situó a 1,5 Km. De Villanueva del Duque y otros dos por Villaharta.
El día 10 las tropas franquistas entraron en Villanueva del Duque y Cobián había cruzado el arroyo Guadalbarbo y ocupado el Calatraveño. Solo se hallaban paralizadas las tropas de Hidalgo en la carretera de Villaharta debido a la resistencia de las fuerzas de las 73 y 74 Brigadas. Esa noche llegaron los batallones de la 25 Brigada y se produjo un contraataque en Villanueva del Duque. La ocupación de la localidad de Villanueva del Duque fue muy sangrienta. El pueblo se hallaba casi solitario y en sus calles muchos cadáveres republicanos.
El 11 de marzo las fuerzas republicanas inician un contraataque con la intención de recuperar Villanueva del Duque con el apoyo de la 25 Brigada. El día 12 la columna Rementería – Figuerola a duras penas se mantiene en Villanueva del Duque soportando el fuego de la parte republicana. Días de desgaste para ambos bandos así que entre Alcaracejos y Villanueva del Duque se libraba la verdadera batalla de Pozoblanco.
El 13 de marzo soportó un intenso ataque al llegar una nueva brigada a la zona, la 63 que procedía de Extremadura. Y empezó presionando desde Fuente La Lancha. La 25 Brigada llevó el peso del combate. El 14
continuó el combate intentando los gubernamentales cortar la carretera de Peñarroya y copar la comunicación pero no lo consiguieron puesto que una nueva columna franquista a cargo de Baturone salió de Espiel hacia el Calatraveño y Cobián fue relevado del mando.
El 15 de marzo los republicanos se retiraron y las columnas franquistas prosiguieron su avance. Con Baturone a la cabeza, cruzó el río Cuzna venciendo a la resistencia republicana. Y enlazando con la columna de Rementería. El día 15 entró en Alcaracejos viéndose los republicanos a retroceder hacia Pozoblanco, con lo que desapareció el acoso sobre Villanueva del Duque. Al final del día Pozoblanco fue terriblemente bombardeada a las siete de la tarde. Las Brigadas 20 y 25 habían quedado diezmadas. El 16 las fuerzas franquistas no se movieron de Alcaracejos, pero una devastadora acción de artillería castigó Pozoblanco durante todo el día. Pozoblanco fue uno de los pueblos más castigados por los bombardeos y la artillería, el pueblo padeció en tres años de guerra un total de 111 bombardeos de la aviación facciosa, se destruyeron más de cien mil olivos por la situación del frente de batalla.
El 19 de marzo la situación quedó estacionaria y el 20 las columnas franquistas intentaron por última vez el asalto a Pozoblanco, sin poder hacerse con el control de la localidad. Los días 21, 22 y 23 presentó una situación estacionaria llegando el 22 nuevos refuerzos republicanos como fue el resto de la 52 Brigada, una compañía de tanques y varias baterías. El día 23 la aviación gubernamental actuó sobre el cementerio de Alcaracejos donde los facciosos tenían cañones que devastaban a Pozoblanco.
El 24 de marzo se produjo la contraofensiva republicana con Pérez Salas a la cabeza. La 52 Brigada y la 88 (de Manzanares) avanzarían desde Pozoblanco sobre Alcaracejos y Villanueva del Duque y convergerían con la 20 y 25 así como con la 63 y otras fuerzas extremeñas, desde Fuente la Lancha., la carretera de Villaharta seguía las brigadas 73 y 74. Días después llegarían nuevas brigadas. Ese día se avanzó cinco kilómetros por Alcaracejos y diez por Villaharta, con gran valentía de la 52 Brigada y cobardía de los batallones de Manzanares.
Por la parte de Añora se avanzó hasta las minas de Canto Blanco, cerrando casi por completo a las fuerzas franquistas en el ángulo Pozoblanco – Alcaracejos – Añora. Por la noche del 25 de marzo la aviación franquista volvió a castigar Pozoblanco. El 26 se constató una fuerte reacción defensiva del lado franquista, mientras que los republicanos continuaban el contraataque. La aviación republicana actuó durante todo el día.
Los días 28 y 29 de marzo presentó una situación estacionaria, la noche del 29 partió un ataque intenso por toda la línea llegando al cuerpo a cuerpo, pero los republicanos rechazaron el ataque y el frente quedó a dos kilómetros de Alcaracejos y en Villaharta se estaba cerca de alcanzar la línea primitiva. El 29 y 30 de marzo los franquistas lanzaron sus últimos ataques previos a la retirada y posterior mente se batió en retirada durante la madrugada. El 31 de marzo continuó la contraofensiva republicana, avanzando por las carreteras de Espiel y Peñarroya, llegando al puerto del Calatraveño y a cerros de Cabeza Mesada. El 31 quedó ocupada la zona minera de “El Soldado”
(Villanueva del Duque) y se rebasó en ocho kilómetros en dirección a Peñarroya. La batalla seguiría en la cuenca minera de Peñarroya.
Tras el último gran combate el día 21 el frente entró en fase de inactividad, que se prolongó casi todo el mes de mayo. La batalla de Pozoblanco había terminado.
En 1938 se intensificaron los bombardeos en la comarca de los Pedroches. Pozoblanco se vio especialmente afectado como el que se produjo en abril, noviembre y diciembre de 1938.
El Cuerpo de Ejército de Andalucía avanzó desde el puerto de Calatraveño el día 26 y entró en los pueblos de Alcaracejos, Añora, Dos Torres y Pozoblanco. En Pozoblanco fue incautado todo el material, intendencia y archivo del VIII Cuerpo de Ejército además de 3.100 prisioneros a lo largo del recorrido. El 27 de marzo continuó el paseo militar de la “ofensiva de la victoria”. Mientras por una parte se llegaba ya al pueblo de Almadén de Pozoblanco. y el Cuerpo de Ejército de Andalucía llegaba a Pedroche y era mediodía cuando las tropas daban vista a Villanueva de Córdoba.
La aplicación de la ley de fugas durante el mes de abril de 1939 produjo en Córdoba 60 víctimas, que sepamos, todas en el Norte de la provincia. La mayor parte aparecen inscritas en el Juzgado de Pozoblanco. La represión inicial en la comarca de los Pedroches se dirigió desde Pozoblanco en el mes de abril. Entre los 13 primeros fusilados en Pozoblanco se encontraba Máximo Castro, que había pertenecido al Comité de Guerra en 1936.
Pozoblanco fue el centro de la resistencia republicana en el Valle de los Pedroches durante la posguerra, por lo que sufrió una represión implacable. Ya hemos señalado como durante el mes de abril de 1939, desde Pozoblanco se coordinó la aplicación de la “ley de fugas” intensamente a los primeros presos de la localidad y de pueblos próximos.
Durante este primer bienio de la represión, 1939-40, se fusiló a 151 personas en Pozoblanco (84 en 1939 y 67 en 1940), desde abril del “Año de la Victoria” hasta septiembre de 1940. Durante muchos meses las ejecuciones se practicaron a plena luz del día, por la tarde. Por supuesto, las garantías jurídicas de los procedimientos eran inexistentes, y menos aún en 1939, cuando el “enterado” de Franco llegaba a los pocos días de dictarse sentencia, con lo que la posibilidad de apelación o de revisión quedaba excluida.
Los acusados de pertenecer al Comité de Pozoblanco, como en los demás pueblos, fueron perseguidos con saña.
La principal víctima fue Bautista Herruzo de la Cruz, ex capitán del Batallón Pedroches, comunista, ex concejal del Frente Popular. Después de sufrir salvajes torturas, acabó fusilado el 11 de mayo. Los acusaban de haber informado en contra de los derechistas ejecutados en Valencia en 1936, adonde fueron enviados desde Pozoblanco.
El 28 de mayo de 1940 fusilaron a otro miembro del Comité de Pozoblanco: Samuel Romero Estrella. Un miembro más del Comité, Miguel Justo Sánchez Garrido, conocido como Justo El Policía, fue pasado por las armas el 12 de junio. Se dice que le dieron trece tiros de gracia.
La última saca que se realizó en Pozoblanco fue el 12 de septiembre de 1940, con tres víctimas (el aludido Antonio Medrán, de Dos Torres, y dos de Pozoblanco: José Rico y Miguel Herrero). A partir del 20 de septiembre la represión de tipo sumarial cesó en Pozoblanco, porque los presos fueron trasladados ese día a la cárcel de Córdoba. |
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Actuación |
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Fecha. Desconocida |
Promotor. Ayuntamiento |
Descripción de la actuación. |
La fosa común se encuentra localizada en el interior del Cementerio, en la parte central del mismo, abarcaría la anchura del recinto. Tiene forma rectangular y de dimensiones considerables en torno a 30 x 32 metros cuadrados de extensión.
El espacio rectangular se encuentra delimitado por unos bordillos de ladrillos y el interior con zona ajardinada y con unos rosales. La fecha de la fosa es variada abarca desde 1936 hasta 1949, cuando es el último año en que se practican fusilamientos en la localidad. Decir que de las 334 víctimas recogidas, 47 de ellas no fueron enterradas en fosa común, sino en cuadro o bovedilla.
El número de Víctimas que aparecen enterradas en la fosa de Pozoblanco asciende a 321.
En este caso se puede hablar de que se tienen noticias de la fosa común en los tres tipos de fuentes. En el caso de la fuente escrita se hace referencia a ella en los Libros del Ayuntamiento, aunque no aparece el lugar de su emplazamiento. En cuestión a la fuente oral, se ha localizado la fosa común gracias al testimonio del encargado de dichos Libros y al responsable del cementerio de los años 80, los cuales ambos coincidieron en la localización de la misma. Por otra parte los Libros del Registro Civil solo nos confirman del lugar de enterramiento que lo ubican en el cementerio de la localidad. Por último en relación a las fuentes visuales se pueden aportar las fotos realizadas a las fosas y un plano del Cementerio donde se señala el enterramiento en masa. No se ha realizado ningún tipo de monumentalización, lo único es que se ha acondicionado el terreno y se ha dejado como una zona ajardinada en el interior del cementerio. |
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Fotos |
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Municipio. Fotografía Aerea
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Fosa. Fotografía a pie de Fosa
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