MAPA DE FOSAS DE LAS VÍCTIMAS
DE LA GUERRA CIVIL Y LA POSGUERRA EN ANDALUCÍA
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FOSA DE LINARES. JAÉN.
Identificación
Código. 2305501 Carácter. Cementerio interior
Provincia. JAÉN Municipio. LINARES

Descripción
Fecha. 1939 Titularidad. Pública
Localización/Descripción.
La fosa de represaliados franquistas de Linares se encuentra en el patio de San Diego del Cementerio Municipal de Linares, patio en el que se enterraban a todos los “desheredados” como suicidas, vagabundos o personas de otras religiones. Este patio se encuentra al norte del cementerio antiguo del municipio (en la actualidad existe otro camposanto enfrente).
Se trata de una gran fosa que recoge casi 70 cuerpos. Está localizada justo enfrente de la puerta de acceso al patio y por los libros de registro del cementerio, está rodeada de otras fosas de gentes humildes y sin medios económicos para recibir una sepultura más digna, por lo que unos hipotéticos trabajos de exhumación serían complicados, aunque por la frecuencia de ejecuciones y la magnitud de la fosa podría llegar a identificarse a los represaliados.

Contexto histórico
Víctimas. 70
Fuentes.
Relato histórico.
Linares era al comienzo de la Guerra Civil del 36 el núcleo más poblado de la provincia debido a su importante industria minera que dio una gran prosperidad al municipio que por la década de los 30 llegó a contar con más de 45.000 habitantes. El carácter meramente obrero e industrial del municipio suponía una gran importancia de sindicatos y un arraigado sentimiento proletario que ayudaron a hacer fracasar el golpe de estado militar el 18 y el 19 de julio en Linares. Desde luego el proletariado linarense no estaba dispuesto a perder todos los avances sociales conseguidos durante el periodo republicano y por esta causa luchó junto con las autoridades frentepopulistas para convertir a Linares en un referente dentro de la retaguardia republicana.



Al ser Linares cabecera de la comarca y población muy importante dentro de la provincia, allí fueron concentrados todos los efectivos de la Guardia Civil dispersos por los pueblos de los alrededores. Esta concentración de fuerzas tan afines a los alzados generó un clima de altísima tensión entre los campesinos y obreros constituidos en milicias armadas y la Benemérita que permaneció acuartelada aguantando el hostigamiento al que se vio sometida mientras esperaban ordenes. Fue tal el ímpetu de las nuevas milicias obreras y campesinas que incluso se desplazaron a distintos pueblos donde aun no estaba clara la postura tomada. Así, dos camiones con campesinos armados de Linares se desplazaron hasta Arjonilla consiguiendo reprimir a los Guardias Civiles de esta localidad habían salido a la calle durante el 18 de julio para apoyar el golpe militar.



La tradicional oscuridad de un periodo tan traumático como una guerra sirvió en Linares para asegurar todas las conquistas que el campesinado había logrado durante los primeros días de conflicto. El proletariado linarense fue capaz de alcanzar sus reivindicaciones durante este periodo y para ello no dudó en hostigar a las clases rurales y urbanas conservadoras que hasta el momento eran los dueños de medios de producción, lugares de trabajo y fuentes económicas. Se procedió a crear un nuevo orden social basado en el pueblo obrero y campesino que en parte significó la represión de los derechistas mas destacados y de los que hasta el momento habían defendido las tradicionales jerarquías por medio de encarcelamientos, incautaciones y en ocasiones eliminación física. La postrera represión total de los individuos interpuestos a la construcción la nueva y esperanzadora realidad social significó la muerte de un total de 58 individuos de signo conservador durante el periodo de guerra en Linares siendo los meses más sangrientos los de agosto y septiembre de 1936 que coincidieron con el primer colapso del gobierno de la II República que un primer momento fue incapaz de organizar una resistencia institucional ante el golpe militar del ejército alzado. Así, podemos encuadrar estas muertes dentro del espiral de violencia desatada durante los primeros meses de guerra donde las tradicionalmente reprimidas masas campesinas dieron rienda suelta a sus aspiraciones de libertad a cualquier precio.



El golpe de estado del General Casado y el desmembramiento del Ejército de la República supuso la caída de las ciudades que aun aguantaban el empuje del bando golpista a principios del 39. La provincia de Jaén caería entre el 28 y 29 de marzo, cuando ya fue imposible sostener la defensa de la capital y se pactó la rendición de la ciudad. La derrota supuso para Linares el inicio de una oscura época en la que, ayudados por las nuevas fuerzas gobernantes (Ejército, Falange y Guardia Civil), los sectores más conservadores de la sociedad linarense se hicieron con el control de la ciudad y pusieron en marcha un aparato represor sin fisuras que se encargó de descabezar cualquier oposición política o ideológica y de hacer crecer tal miedo en el corazón de la población que haría callar sus voces de protesta durante toda la posterior etapa franquista.



Se generalizaron las detenciones de cualquier vecino de la ciudad acusado de ser “rojo”, los tribunales militares comenzaron su sistemático y cuidadoso trabajo y comenzaron a llegar las primeras ejecuciones, las primeras tan sumarísimas que queda bastante claro la naturaleza de las sentencias dictadas. El 14 y el 15 de abril, dos semanas después de acabada la guerra, comenzaron las ejecuciones en las inmediaciones del cementerio de la ciudad. En total fueron 58 los linarenses fusilados entre abril de 1939 y septiembre de 1941. Además, a estas muertes hay que añadirles otras producidas bajo arrestos municipales y similares circunstancias que elevan el número de represaliados en la ciudad de Linares a 66 personas.



Además, muchos linarenses que estaban repartidos por la provincia fueron también represaliados en lugares como Baeza, Navas de San Juan o La Carolina. Además, una vez que el aparato represor se “perfeccionó” se concentró en la capital donde fueron deportados todos los presos políticos de la provincia. En Jaén fueron fusilados en los muros del Cementerio de San Eufrasio 12 linarenses, además de otros 9 que no pudieron aguantar los malos tratos y penosas condiciones de la Prisión Provincial jiennense. Así, ciframos en un total de 30 los represaliados linarenses en otros municipios de la provincia, cerrando definitivamente el más negro periodo de la historia reciente linarense.

Actuación
Fecha. 2007 Promotor. Ayuntamiento
Descripción de la actuación.
Se trata de una gran fosa que recoge casi 70 cuerpos. Está localizada justo enfrente de la puerta de acceso al patio y por los libros de registro del cementerio, está rodeada de otras fosas de gentes humildes y sin medios económicos para recibir una sepultura más digna, por lo que unos hipotéticos trabajos de exhumación serían complicados, aunque por la frecuencia de ejecuciones y la magnitud de la fosa podría llegar a identificarse a los represaliados.
Está proyectado la monumentalización del patio con una escultura y unas placas en las que aparezcan los nombres de todos los represaliados en la ciudad.

Fotos
Municipio. Fotografía Aerea
Fosa. Fotografía a pie de Fosa

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