MAPA DE FOSAS DE LAS VÍCTIMAS
DE LA GUERRA CIVIL Y LA POSGUERRA EN ANDALUCÍA
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FOSA DE ESPEJO. CÓRDOBA.
Identificación
Código. 1402502 Carácter. Cementerio interior
Provincia. CÓRDOBA Municipio. ESPEJO

Descripción
Fecha. 1936 Titularidad. Pública
Localización/Descripción.
Se encuentra en el interior del cementerio de Espejo, en la parte posterior del mismo, en el lado izquierdo.
La fosa estaría situada en la parte posterior del cementerio municipal, en el lado este. Esta zona está hoy desocupada, solo se encuentran en esta zona dos o tres antiguas sepulturas, tiene un gran desnivel con respecto al terreno, produciéndose montículos en el mismo y grandes socavones. Esta parte del muro está casi destruido. Los datos del Registro Civil muestran la escasez de datos ya que de los 19 registros encontrados, sólo dos, aparecen enterrados en el cementerio. Es considerablemente escaso si tenemos en cuenta de que la población luchó contra la toma del pueblo hasta el 25 de septiembre en que los nacionales tomaron definitivamente el pueblo al mando de Queipo de Llano.

Contexto histórico
Víctimas. 0
Fuentes.
Relato histórico.
La sublevación de la Guardia Civil en Espejo, constituyó una auténtica temeridad. El cuartel secundó la sublevación el mismo 18 de Julio a las 23 horas, justo en el momento en que recibieron orden de concentrarse con Córdoba.

Pero, sobre las cuatro de la madrugada, regresaron a Espejo, donde la situación se había tornado verdaderamente compleja: el Frente Popular tenía detenidas ya a las personas de derechas y los obreros patrullaban por las calles.

A duras penas logró la Guardia Civil entrar en el cuartel, esquivando un tiroteo disperso. La Guardia Civil incautó el Ayuntamiento en la mañana del día 19, sobre las diez horas, y puso en libertad a las personas de derechas allí

detenidas, en una operación en la que hubo de contar con la ayuda de guardias civiles de Castro del Río y Nueva Carteya, los cuales se marcharon enseguida a sus puestos. Espejo quedó al mando del cabo Manuel León Muñoz, cinco guardias civiles y una veintena de derechistas.

El lunes, día 20, ayudó a la consolidación de los rebeldes una batería de Artillería de Córdoba, pero de forma efímera, porque regresó enseguida a la capital, después de un intento frustrado de socorrer a los sublevados de Castro del Río.

El día 21 el cuartel de Espejo se vio ya atacado por mineros de la provincia de Jaén.

La Guardia Civil frente a la delicada situación, se trasladó a Montilla, con lo que el pueblo quedo bajo control popular el día 22. Ese mismo día, el elemento obrero era dueño del pueblo, y el alcalde Francisco Jiménez, volvió a su puesto en el Ayuntamiento. Aquel día, la violencia contra los sublevados y la burguesía local fue terrible.

Tras un juicio popular, el 4 de agosto, fueron fusilados ocho derechistas, más otros nueve el día siguiente. El día 17 fue el de mayor matanza de derechistas en Espejo, con 28 víctimas en el Cementerio. El balance final ascendió a 64 víctimas de derechas, siendo la mayoría terratenientes.

Con todo, la revolución campesina incurrió en violencias anticlericales: asalto de iglesias y quema de imágenes, el fusilamiento de los dos curas del pueblo.... Además el incendio del archivo municipal, del Registro de la Propiedad y del Registro Civil. Se introdujeron después grandes transformaciones socializantes: el dinero del Banco fue incautado, así como las alhajas y demás bienes de las burguesía, el abastecimiento se centralizó, etc.

Se organizaron las Milicias de Espejo, que se encuadraron en el llamado Batallón Ramón Casanellas, a las órdenes de Antonio Ortiz. Participaron en el ataque a Córdoba en la columna de Pérez Salas. Y se caracterizaron por un gran valor combativo, convirtiendo la zona de Espejo en un bastión inexpugnable del proletariado de la Campiña. Desde la llegada de la Columna Miaja a Córdoba, Espejo se había convertido en el centro de resistencia de la Campiña, punto de concentración de fuerzas y lugar de encuentro de líderes de la zona leal, así como puerto de salvación para los evadidos de otros pueblos ocupados.

La solidez defensiva del pueblo de Espejo era considerable por hallarse situado en un montículo, coronado por el castillo de los duques de Uceda. Además albergaba lo más combativo y vigoroso del proletariado campiñés, entre CNT, JSU y comunistas. Por estos motivos Queipo de Llano ordenó el ataque a estas posiciones del Gobierno con todo acopio de hombres y material. Por otra parte, la cuña gubernamental de Espejo era considerada como molesta amenaza entre los mandos rebeldes de Córdoba y Sevilla.

La operación comenzó el 22 de septiembre. Según la orden de operaciones se organizaron dos columnas ambas, bajo el mando conjunto del coronel Sáenz de Buruaga. La primera columna agrupaba: el Batallón “Gran Capitán”, el Escuadrón de Córdoba, Regulares de Melilla, Falange, Guardia Civil y Zapadores, más una batería del 7,5, todos a las órdenes del comandante Sagrado Marchena. El comandante Baturone se puso el frente de la segunda columna, compuesta de un Tabor de Regulares, el segundo batallón del Regimiento de Cádiz, Requetés, Guardia Civil, Zapadores y una batería del 10,5.

El 22 de septiembre la primera columna salió de Córdoba en dirección a Espejo y cumplió el objetivo de ese día, que era la ocupación de la aldea de Torres Cabrera. No hubo resistencia, porque la posición había sido ya evacuada por Pérez Salas. Allí pernoctaron las fuerzas del comandante Sagrado. Al atardecer de ese mismo día la segunda columna, al mando de Baturone y Buruaga, se dirigió a pernoctar en Montilla.

El plan consistía en que esta columna y la de Torres Cabrera convergieran el día 23 sobre Espejo, cuya ocupación estaba prevista en unas horas. Pero la complejidad de los hechos fue mucho mayor. Queipo de Llano no había valorado suficientemente el vigor combativo de las fuerzas de Pérez Salas, con importantes efectivos del Ejército regular de la zona de Levante. Las columnas rebeldes hubieron de soportar dos días de combates durísimos y, cuando entraron en Espejo, sólo hallaron los restos de un pueblo reducido a escombros.

Relato Histórico El día 23, la primera columna prosiguió su avance, ocupó la aldea de Santa Cruz y hubo de reparar el puente sobre el río Guadajoz. La segunda llegó a dos Km. del SO de Espejo, pero quedó detenida por el fuego de la artillería y ametralladoras de los defensores de Espejo, en un alarde de pericia y valor debidos al insigne militar republicano Pérez Salas.

El día 24, el duelo de artillería, morteros y armas automáticas fue descomunal por ambas partes. La columna de Sagrado tuvo que ser reforzada con una batería del 15,5, que se instaló en Santa Cruz, al mando del capitán Sánchez Ramírez. La columna de Baturone logró un ligero avance durante el día, situándose a 1200 metros del pueblo, después de haber ocupado la cota 340, pero fracasaron al intentar dos veces el asalto a las 380.

Pérez Salas tenía sus baterías emplazadas en el cerro de La Chinchilla y en el Matadero, y su puesto de mando en el castillo. Los camiones los tenía cubiertos con ramajes en la carretera de Castro. Una compañía de morteros cubría el camino de Aljibe, a la izquierda del pueblo, y dos mil milicianos se distribuían por el pueblo. Tropas de Infantería, ametralladoras de Levante y carabineros serían los últimos en desalojar los puestos defensivos, tras espantosa carnicería.

Llegó el día 25 y las fuerzas gubernamentales siguen rechazando todos los ataques, tanto hacía la cota 380 como hacía el pueblo. La artillería y los carabineros sobre todo, actuaron con heroísmo numantino, aunque en la noche anterior Pérez Salas había ordenado ya la evacuación de bastantes fuerzas y personal civil. Mientras tanto, temiendo Sáenz de Buruaga que pudiera malograrse la operación, arreció el ataque al mediodía. Para ello le fueron enviados dos bombarderos Savoia, que combinaron su acción con la artillería.

El fuego por ambas partes se hizo infernal, y un grupo de combatientes de la República se dispusieron a morir junto a sus máquinas. Cuando la Caballería del comandante Sagrado inició el movimiento envolvente hacía la carretera de Castro para copar la retirada, Pérez Salas ordenó la evacuación total, quizá demasiado tarde para muchos defensores. Así, a primeras horas de la tarde, el coronel Sáenz de Buruaga pudo entrar en Espejo, al mando de sus dos columnas.

No se logró evitar, a pesar de todo, que muchos cayeran prisioneros, no tanto milicianos, sino principalmente soldados de artillería y carabineros leales. Con relación a estos prisioneros, el procedimiento de Buruaga, Baturone y Sagrado Marchena violó por completo las normas del Derecho Internacional. La prensa cita 40 carabineros apresados aunque no confirma su trágica muerte.

Aún continuaron los fusilamientos de prisioneros aquel 25 de septiembre, con lo que las bajas republicanas en aquellas batallas fueron considerables, a pesar de que Pérez Salas no había descuidado la estrategia de la retirada.

El porque de la heroica defensa de Espejo, sin ahorrarse el menor sacrificio en hombre y material, no se debió

únicamente a la tenacidad de Pérez Salas, sino también al nuevo espíritu bélico con que el teniente coronel Hernández Saravia se hizo cargo del sector de Montoro el 18 de septiembre.

Actuación
Fecha. No hay constancia Promotor. Sin datos
Descripción de la actuación.
La fosa estaría situada en la parte posterior del cementerio municipal, en el lado este. Esta zona está hoy desocupada, solo se encuentran en esta zona dos o tres antiguas sepulturas, tiene un gran desnivel con respecto al terreno, produciéndose montículos en el mismo y grandes socavones. Esta parte del muro está casi destruido. Los datos del Registro Civil muestran la escasez de datos ya que de los 19 registros encontrados, sólo dos, aparecen enterrados en el cementerio. Es considerablemente escaso si tenemos en cuenta de que la población luchó contra la toma del pueblo hasta el 25 de septiembre en que los nacionales tomaron definitivamente el pueblo al mando de Queipo de Llano.
No hay constancia

Fotos
Municipio. Fotografía Aerea
Fosa. Fotografía a pie de Fosa

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