Revista Memòria Antifranquista del Baix Llobregat, nº 10. Los abogados laboralistas en el franquismo

LOS ABOGADOS LABORALISTAS EN EL FRANQUISMO

PRESENTACIÓN TESTIMONIAL

Francisco Ruiz Acevedo, Presidente de la AMHDBLL

Un país se reconoce a sí mismo, se siente orgulloso de sí mismo, cuando es capaz de reconocer a gente que nunca va a protagonizar la historia con mayúsculas, pero que hacen la historia. Este es el caso del colectivo de los abogados laboralistas durante la dictadura franquista a los cuales nuestra asociación quiere rendirle un merecido recuerdo y homenaje.

Esta presentación no la hago en calidad de abogado, que no lo soy, pero puedo testimoniar el importante papel de este colectivo durante el franquismo por mi relación personal con algunos de ellos y porque compartimos los sótanos de la JSPB (Jefatura Superior de Policía en Barcelona) y la cárcel Modelo de Barcelona. Mi primer contacto con algunos componentes del colectivo de abogados laboralistas, casi en sus inicios, fue a finales de 1967 como consecuencia del expediente de crisis de la empresa Rockwell Cerdans de Gava, que afectaba a la totalidad de la plantilla compuesta por 600 trabajadores.

La asociación democrática de técnicos y cuadro de empresas se reunían en los locales de los amigos de las Naciones Unidas en Barcelona. De este colectivo de profesionales se formó el equipo que asesoraría a la representación sindical de los trabajadores. Lo formaban Albert Fina y Montserrat Avilés como abogados, Santiago Ponseti como economista y Josep Cornet en calidad de ingeniero industrial. Fue el primer precedente en Catalunya en que los trabajadores eran asesorados en un expediente de crisis al margen del sindicato vertical. El informe replica del Jurado de empresa causo un notable impacto en la Delegación de Trabajo por las serias acusaciones contra las ingerencias del capital americano, la complicidad de las autoridades franquista y el estudio de reconversión industrial.

Albert y Montse participaban en las reuniones del jurado con la empresa, con los inspectores de la Delegación de Trabajo y en las múltiples asambleas celebradas por los trabajadores. Finalmente y después de cinco resoluciones favorables a los trabajadores fuimos despedidos e indemnizados con 25 días por año, la más elevada de aquella época, el 31 de Enero pocos días después del estado de excepción el 24 de Enero de 1969. Sobre la lucha de 401 días que duró el conflicto puede consultarse mis libros “El Caso Cerdans” y “El Estilo Sindical del Baix Llobregat” editado por CC.OO. del Baix Llobregat en el 2001 y 2003: www.memoria-antifranquista.com
El 3 de Marzo de 1971 tuvo lugar el juicio contra los dirigentes de CC.OO. del Baix Llobregat Francisco Ruiz de Rockwell Cerdans y Antonio García de Siemens acusados por la policía de “desacato a la autoridad”, por negarse a presentarse en la JSPB para prestar declaración.

Nuestros abogados defensores fueron Albert Fina y Solé Barberá. El juez Belloch, padre del que posteriormente fue Ministro de Justicia en el gobierno socialista, dictaminó nuestra absolución. Unos 600 trabajadores del Baix Llobregat se concentraron en el interior del juzgado, sin que la policía interviniese.

Como consecuencia de los sucesos de SEAT el 13 de Diciembre de 1971, la BPS irrumpe en el despacho laboralista de la calle Bailen de Barcelona apropiándose de numerosa documentación y detiene a Albert Fina, Mari Carmen Rueda y Francisco
Ruiz que estaba colaborando en la instalación de un nuevo despacho de la calle Caspe. Ascensión Soler fue detenida en su domicilio y Montserrat Aviles logró escaparse. Otros clientes también fueron trasladados a la JSPB. Todos salimos en libertad provisional, excepto Albert Fina y Ascensión Solé que fueron ingresados en la cárcel Modelo.

Durante los interrogatorios la BPS (Brigada Político Social del régimen) les acusaba de ser los responsables del conflicto de SEAT, en el que la policía asesinó al obrero Antonio Ruiz Villalba el 18 de Octubre de 1971, así como dar cobijo en su despacho
a las reuniones de la CC.OO. de fábrica. Pero el asalto y las detenciones en el fondo tenían una mayor trascendencia. Se trataba de una advertencia, una seria amenaza a todos los abogados laboralistas, para con ello, paralizar o eliminar el importante apoyo y soporte que tenía el movimiento obrero al margen de la organización sindical de la CNS. Yo escuché los malos tratos infringidos a Albert y las amenazas de que no saldría con vida de las dependencias de la JSPB. Más adelante, por pistoleros del sindicato vertical, tendría lugar la matanza de Atocha en Madrid el 24 de enero de 1977.

Como consecuencia del atentado de Atocha resultaron muertos los abogados laboralistas: Enrique Valdevira Ibáñez; Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco; el estudiante de derecho Serafín Holgado de Antonio y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Dolores González Ruiz, casada con Sauquillo, embarazada que perdió también a su bebé.

El domingo 28 de Octubre de 1973 la policía detiene y encarcela a los 113 de la Assemblea de Catalunya. Entre ellos se encontraban los abogados laboralistas: Albert Fina, Montserrat Avilés, Enric Leira, Consuelo Maqueda, Magda Oranich, Agustín de Semir, Josép Soler Barberá y Asunción Salles. Ascensió Sole no fue detenida porque decidieron que se quedara fuera por si acaso. Se hizo cargo del despacho e iba a ver a Albert y a Montserrat a sus respectivas cárceles para despachar los temas del despacho. Una tarde de consulta, mientras Albert y Montserrat seguían encarcelados, apareció la policía en la sala de espera que estaba a rebosar. Ascensió les dijo que si no traían autorización judicial no podían entrar. Se marcharon y siguieron atendiendo porque no se movió nadie.

Nuestra permanencia en prisión coincidió con la muerte del Almirante Carrero Blanco por parte de ETA y la estancia de Puig Antich, que en el mes de Marzo de 1974 seria ejecutado a garrote vil en la cárcel Modelo de Barcelona. La Dirección General de Seguridad nos impuso multas cuyo importe total ascendían a 13.890.000 pesetas del año 1973 que tuvimos que pagar con cárcel.

Después de tres días de tensión e incertidumbre el General Franco nombra como Presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro, apodado “el carnicero de Malaga”. En Marzo de 1975 se celebra el juicio por los sucesos de SEAT. El fiscal del TOP solicita las penas siguientes; Albert Fina 8 años, Montserrat Avilés 5 años y penas que oscilaban de dos a cinco años para los trabajadores Carles Vallejo, Isabel López, Adriano Maseda, Antonio Berrocal, José Marín, Florencio Santos, Pedro López y Armando Gómez. El abogado defensor fue el Decano del Colegio de Barcelona, Carles Coll de Carreras.Todos fueron absueltos.

Anteriormente Albert, Montserrat y Ascensión Solé junto con Paco Puerto fueron procesados por impresión ilegal de “La Circular Informativa de la Asesoría Jurídica” que los tres primeros escribían y editaban informando en concreto del salario real en la construcción, medidas de seguridad, derecho de reunión de los trabajadores para tratar sus problemas, creación de un juzgado y anulación del Tribunal de Orden Público recordando que el Congreso de Abogados de León en 1971 había pedido su supresión, detenciones en Madrid reproduciendo información de la Vanguardia sobre el Sumario 1001/72, derechos del detenido, etc. En enero de 1974 fueron juzgados en el TOP, a cuyo juicio acudieron compañeros abogados y trabajadores incluso en autocares, y también representaciones de los Colegios de Abogados.

Condenaron a Puerto a cinco años de cárcel y tres meses de arresto a Albert y Montserrat y cuatro a Ascensión Solé. El Tribunal Supremo dictó sentencia en abril de 1975 por la que confirmaba la condena a Paco Puerto y absolvía a los abogados. El importante papel que desarrollaron todos los abogados laboralistas en el movimiento obrero y vecinal es impagable. El asesoramiento laboral y jurídico, la defensa ante los casos de sanción o despidos ante la Magistratura de Trabajo, la defensa en el TOP ante las arbitrariedades y la represión ejercida por la dictadura, la lucha por los derechos humanos ante los casos de torturas y asesinatos, por la abolición de la pena de muerte, la amnistía política y sindical, por las libertades sindicales, democráticas y nacionales de Catalunya fue una constante que algunos pagaron con la cárcel y otros con su propia vida.

Durante años estuvieron en cuerpo y alma al servicio de todos los que padecieron la represión patronal o policial, incluidos domingos y fiestas de guardar. Desde luego no se hicieron ricos y en más de una ocasión de dificultades económicas los trabajadores del Baix Llobregat le echamos una mano recolectando dinero para poder pagar a los colaboradores del despacho laboralista de Albert Fina y Montserrat Avilés. Es triste decir que junto con el movimiento obrero y popular son los parientes pobres de la memoria histórica.

El colectivo de abogados laboralistas se ha ganado a pulso con su entrega desinteresada, labor sacrificada y arriesgada un sitio holgado en la memoria histórica de nuestro país. y por ello le dedicamos la publicación de esta revista.
Sirvan estas líneas como recuerdo, testimonio y homenaje a estos colectivos de hombres y mujeres que lo dieron todo a cambio de nada. Fueron centenares los abogados laboralistas y por ello, para que no caigan en el olvido citaré, en el anexo al final de la revista, a la gran mayoría de diversas ciudades de España, aún siendo consciente de que faltan algunos por razones del tiempo transcurrido.

Han pasado 35 años desde la muerte del dictador y todavía hay quienes no se cansan de repetirnos un día sí y el otro también que desde la transición aquí no quedó cajón por abrir, alfombra por levantar ni asunto por tratar. Y todo para no tener que reconocer que, por el contrario, la transición mantuvo como tabú el gran secreto del franquismo, que no era otro que la matanza fundacional sobre la que se edificó.

Que ésta y las posibles complicaciones a que pudiera dar lugar estaba en la mente de quienes organizaron el paso de la dictadura a la democracia se comprueba simplemente observando la prisa que se dieron en aprobar la auto-amnistía de octubre de 1977. El pasado oculto había sido borrado pero todo lo que se hizo mal hecho, o bien dadas las circunstancias se acepto, sale a luz tarde o temprano, porque la historia siempre acaba por poner a cada cual en su sitio. Pero también salen los residuos fascistas ante la crisis económica y política en que nos encontramos con un dispositivo de ataque, un arma de guerra. Un arma de guerra contra las amenazas y riesgos que pueden poner fin a los cimientos de nuestra existencia colectiva, especialmente peligrosos en un momento en el que la corrupción nos ha situado en una particular indefensión. Una corrupción que pervierte la naturaleza y los fines de la vida política, la realidad económica, las prácticas sociales, las acciones del gobierno, la esfera del ocio, el mundo del trabajo…

Que Falange Española haya sido capaz de sentar en el banquillo de los acusados al Juez Garzón, es un síntoma inequívoco del cierre en falso que supuso, en su día, alcanzar un sistema político democrático sin hacer una limpieza dentro del Tribunal Supremo, uno de los principales estamentos junto con el CGPJ y el Tribunal Constitucional, del poder del Estado, en el que muchos tenemos la obligación de creer, ya que, de una parte de nuestra clase política, poco o nada podemos esperar.

Creen firmemente que el resto de la ciudadanía somos estúpidos, memos y tontos. De verdad, este país, llamado España, es insufrible. Tal vez me estoy haciendo viejo para ver con tranquilidad tanta mezquindad.

De la Iglesia jerárquica que recibió en 2009 subvenciones de 7.322 millones de euros, mejor no hablar. Otros que tal la bailan. Estos se creen con la autoridad moral de enseñarnos el camino del humanismo. Que Dios les perdone.

Si algunos creen que defenestrando al Juez Garzón se retrocederá al silencio del genocidio franquista se equivocan. Por el momento no se puede resucitar a los muertos.

Lo que si se puede, y se debe, es estudiar la historia sin prejuicios y sin miedo. No asustarse por conocer lo que les pasó a nuestros abuelos y padres y sobre todo no tener miedo por reparar sucesos pasados. Cuando todas las victimas de la guerra civil y la dictadura tengan la misma consideración habremos pasado página, y esto no se consigue teniendo decenas de miles de cadáveres en las fosas comunes.

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