Salvador Sarria Lima

Marchena
Sevilla

Salvador, nació en Coín (Málaga) en el año 1904, hijo de Esteban, que sería empleado de telégrafos, y de María. Pronto abandonaría su localidad natal y se asentaría en Marchena (Sevilla), donde rápidamente se impregnaría de ambiente político.

En la temprana fecha de 1926, ingresa en el PSOE. Tres años más tarde formará parte junto con 14 hombres más de la fundación de la Agrupación socialista local, que se constituye a las 22:30 horas del 11 de Agosto de 1929 en el patio de la casa de la calle Figueredo nº 4, y será elegido miembro de la Comisión de cuentas, junto con Manuel Benjumea y José Cabello García. A finales de 1930, concretamente el 15 Diciembre, participa en la manifestación “pidiendo pan y trabajo”. Manifestación social, pero que tenía también, mucho de reivindicación política. Era una de las manifestaciones antisistema y pro-república coordinada por el PSOE en concordancia con el Comité Revolucionario pro-republicano. De ello tenemos constancia, en tanto en cuanto años después Mariano Moreno, líder indiscutible del PSOE local, reconoce su protagonismo en dicha manifestación.

Salvador que es miembro de la Agrupación Socialista, es detenido e incluso requisan su medio de transporte: una bicicleta marca “Indiana”. Pero pronto, llegará la República que remitirá un soplo de libertad a Salvador.

En 1931, nos consta que es miembro directivo del PSOE local, y miembro destacado en la Sociedad de Oficios Varios,” El Porvenir”. Concretamente aparecerá como Tesorero de la Sociedad de Obreros Agrícolas y Oficios Varios “El Porvenir” y como Vocal 2º de la Agrupación Socialista Marchenera.

Salvador es carpintero, su vida parece entrar en un periodo de tranquilidad junto a su esposa Rosario Arispón Hernández y va formando una nueva familia marchenera. No obstante, Salvador sigue comprometido en “política”, de nuevo aparecerá implicado, en esta ocasión con motivo de las huelgas revolucionarias contra el “gobierno de derechas” en octubre de 1934.

Las circunstancias cambian y la vida parece sonreír de nuevo a Salvador, las elecciones de febrero de 1936 dan el triunfo al Frente Popular y, como sabemos, su repercusión se haría notar inminentemente en Marchena. Se repone en el gobierno local la conjunción republicano-socialista, volviendo a sus puestos los concejales que había sido cesados por la derecha y ocupando de nuevo la alcaldía Luis Arispón.

Salvador, tendrá un puesto municipal, concretamente será “guardia de arbitrios” y seguirá trabajando como carpintero (por cierto no le falta el trabajo, tiene una cartera amplia de clientes desde el mismo ayuntamiento hasta personas de la “derecha local”).

Cuando por fin la vida parecía sonreírle, se suceden de forma repentina los “inesperados” para unos, aunque no tan inesperados para otros trágicos acontecimientos. Ante el proclamado golpe de estado, en Marchena se crea un Comité de Resistencia, Salvador formaría parte de él.

El comité tiene dos nódulos principales, uno se encuentra en la “Casa de Socorro”, tras la retirada del edificio del Ayuntamiento, demasiado cerca del cuartel de la Guardia Civil, que como sabemos se sublevó el día 19 de Julio. La sublevación local no triunfa definitivamente y tras tiroteos los miembros de la Guardia Civil, junto con otros “colaboradores”, se encierran en el cuartel, que inmediatamente queda sitiado con la ayuda de milicianos llegados de Paradas y Arahal.

No obstante, la trama estaba bien amarrada y al saberse del triunfo del golpe en Écija, se esperaba como efectivamente ocurrió la “ayuda” astigitana a los sublevados. El comité en este estado de cosas, asumirá un papel de directiva política y militar. Las primeras medidas serían, controlar a posibles “colaboradores”, sobre todo falangistas, requisar armas a las personas de derechas que se suponía que poseían y organizar la resistencia. Pues bien, como dijimos había dos nódulos principales, uno más bien político, ubicado en la “Casa de Socorro” y otro de organización más bien militar (organizando a los milicianos) en el Centro Obrero, que estaba ubicado en el número 20 de la calle Pablo Iglesias (actual San Sebastián).

Pero sigamos fijándonos en Salvador. La última noticia que se tuvo de él, antes de convertirse en un forzado “Topo”, nos lo sitúa en la “Casa de Socorro”. Todo lo demás serán especulaciones, aunque en un principio, los “servicios de investigación” creen que Salvador desde la “Casa de Socorro” se refugió como otros muchos en el último bastión de defensa del gobierno constitucional en Marchena, es decir, en el Centro, y que en los últimos momentos el día 20 de Julio, consiguió huir, como efectivamente hicieron otros, por un agujero que practicaron por detrás, al observar que no tenían otra escapatoria sino querían rendirse.

El jefe de Información e Investigación local, militar, guardia civil y falangista (por muy agente secreto que se titulaba en el momento, desvelamos sus “secretos”) no dudaba de esta hipótesis y estimaba, y así hacía constar en la ficha, que Salvador Sarriá Lima “había huido a zona roja”.

La realidad sería otra bien distinta. Salvador, al temerse lo peor y ver las fuerzas insurgentes a escasos metros, decide abandonar la “ casa de socorro”, también lo harían otros, y se disgregan a discreción. La senda de Salvador, sería calle Figueredo, “El Cura”, “Torno”… y desde allí dirigirse rodeando a los rebeldes hacia su barrio.

En un primer momento, se ocultaría en la carpintería de Manuel García Hidalgo, conocido popularmente como “Manolo Raban”, Raban no olvidaría nunca que Salvador intervino ante “unos muchachos” que en momentos de lucha revolucionaria pretendieron quemar la carpintería, disuadiéndolos de sus mecanoclastas intenciones.

Allí, estuvo durante cierto tiempo, pero parece ser que peligraba su situación y decidió buscar otro lugar, esperando el día oportuno, amparándose en la noche y vestido de “mujer”, se traslada a la casa de su suegro, Manuel Arispón, en la calle Conejero, nº 9, donde permanecería durante 6 ó 7 meses oculto en el “soberao”, para definitivamente, y de nuevo bajo las mismas circunstancias, recorrer el camino hacia su último escondrijo, su propia casa, Salvador recorrería calle Conejero, Plaza del Topo, Cuna y por fin calle Mesones.

Sería su última guarida, la guerra finalizaría en Abril de 1939, pero no su búsqueda, con fecha 22 de Septiembre de 1939, el Jefe de Investigación y PM. de FET-JONS de Marchena, envía escrito al Comandante de Puesto de la Guardia Civil de Miraflores de Sevilla, para que este “ojo avizor”y se vigile el domicilio de los padres de Salvador.

La persecución y búsqueda continúa en otros lares, así el 28 de Noviembre de 1939 se envía al comandante de puesto de la Guardia civil del pueblo natal de Salvador, Coín, otro escrito dando antecedentes políticos de Salvador y creyendo que pudiera estar “ en casa de algún familiar acogido o trabajando”(sic) pide que sea inmediatamente detenido. Pero la búsqueda es infructuosa, el 30-11-39 el comandante de puesto de Coín responde que no ha sido visto desde que se marchó, y que ”… no obstante caso de presentarse en esta Ciudad será detenido de lo que le daría cuenta” (sic.)

El agente secreto, no tendría más noticias del puesto de Coín y el duelo de tocayos continúo. Salvador Sarria estaba mucho más cerca de Salvador Palomo de lo que él imaginaba, como hemos visto, estaría nada más y nada menos que DOCE AÑOS, privado de libertad, oculto, y vigilado su entorno constantemente, estando muchas veces al borde de ser descubierto en algunas de las redadas realizadas en su domicilio.

Hasta que llegó el momento de su liberación, Salvador permaneció oculto y bajo una clandestinidad esgrimida como defensa de su vida; vida supeditada y secuestrada por el “nuevo orden”, que desordenó la vida de muchos marcheneros, como es el caso que nos ocupa.

En esos doce años Salvador tan sólo se permitió algunas ”escapadas”, ya para cambiar de escondite o porque no aguantaba el ambiente claustrofóbico de su permanente ocultación; siempre esas escapadas eran a las doce de la noche, según él “su hora talismán”. Excepto la última y definitiva que no fue bajo las estrellas sino a plena luz del día y de los ojos asustadizos del taxista Gregorio, que fue quien junto con su cuñado José Delgado García “Pepe el Cristo”, le acompañaron en su viaje hacia la libertad. Corría el año 1948, la segunda guerra mundial había finalizado, los fascismos claudicaban y el régimen español necesitaba “maquillarse” de cierto aperturismo, tanto por la prensa, como por la radio se divulga la intención del régimen, para llevar a cabo indultos a “ los que no tuvieran las manos manchadas de sangre”.

Aunque con recelo, pues se conocía el vacío de tales promesas en otras ocasiones, familiares y allegados a Salvador, comienzan a preparar el terreno para ver si es posible su liberación. Los primeros contactos se hacen con Rómulo Zúñiga Moreno, a él acuden la esposa de Salvador y su cuñado Pepe, él mismo que le acompañará hacia el Gobierno Civil en Sevilla.

En tan sólo dos horas, los papeles administrativos se arreglan. Salvador pasará del ostracismo a la libertad… de movimientos.

A la verdadera libertad, todavía le faltaban días y noches de lucha, lucha en la que continuo de forma clandestina Salvador.

Salvador Sarria Lima, será miembro del primer comité local del PSOE en los años 70. Cuando Salvador cierre por ultima vez sus ojos, es verano de 1984, concretamente el 17 de Junio de 1984, ese día el Presidente de Honor del PSOE de Marchena, Salvador Sarria, descansará en paz, dejando tras de sí en su retina un pueblo y un país libre y democrático.