Manuel Pérez Berenguel

Benahadux
Almería

Manuel Pérez Berenguel (Benahadux, 1907 – Almería, 1945), “El Mota”, sin duda alguna, fue el guerrillero más famoso de todos los de la postguerra almeriense, un jornalero de Benahadux que se había escapado de un campo de concentración francés al acabar la guerra y que había regresado a su tierra.

Desde los 18 años hasta 1928, en que fue llamado a filas, Manuel Pérez Berenguel trabajó en Moncada (Barcelona). Una vez licenciado, volvió a Benahadux y trabajó en las minas de azufre, afiliándose a la UGT. Con el inicio de la Guerra Civil, ingresó en el cuerpo de Carabineros y junto a la 5ª Brigada Mixta pasó por distintos destinos: Tembleque (Toledo), Utiel (Valencia), Aranjuez, Hortaleza, El Pardo y Arganda (Madrid), Seo de Urgell (Lérida), hasta que en noviembre de 1938 cruzó la frontera francesa. Ya en Francia, estuvo en varios campos de concentración: La Tour de Carol, Bernet, Six Fonts, Burdeos y, finalmente, Bergeret, desde donde se evadió y pasó nuevamente a España, llegando hasta su pueblo natal andando.

Debido a su anterior vinculación a organizaciones izquierdistas y por miedo a la represión franquista no se presentó ante las autoridades y huyó a las montañas iniciando su actividad guerrillera en solitario. Más tarde, contactó con la partida de Juan Nieto “El Cuco” y se unió a ellos; aunque, finalmente, surgieron diferencias personales entre ambos y se separaron.

“El Mota” se echó al monte en la primavera de 1942 y desde ese momento fue perseguido por las fuerzas franquistas. Su centro de operaciones fue la Alpujarra almeriense (Rágol, Canjáyar, Ohanes, Padules, Fondón, Laujar de Andarax…); pero, también se sabe que desde principios de 1943 hasta fines de 1944 anduvo por el norte de la capital y llegó hasta Huércal de Almería.

El grupo del “Mota” fue una partida reducida de cuatro o cinco hombres, aunque también en algún momento estuvo acompañado de una mujer natural de Ohanes, militante de la UGT, llamada Carmen Vizcaíno González.

Escapó varias veces del cerco de la Guardia Civil. Unas, merced a la ayuda de sus conocidos y simpatizantes y, otras, gracias a su ingenio personal que le llevó a disfrazarse de sacerdote, militar e, incluso, de empleado de funeraria. Así, se sabe que una vez logró hacerse pasar, junto con sus hombres, por una “brigadilla” de Investigación Criminal y en otra ocasión por inspectores de la Fiscalía de Tasas. Todo ello, quizás también engrandecido por los rumores populares, hizo que “El Mota” se convirtiera en un verdadero mito.

Ante la imposibilidad de su captura, el gobernador civil de Almería solicitó la ayuda de la Brigada Político Social que, al poco de llegar a Almería, recibió la delación de que “El Mota” se encontraba refugiado en el cortijo San Miguel de Benahadux. El 25 de enero de 1945, una vez cercado el cortijo, sobre las seis de la mañana, amaneciendo, las fuerzas allí destacadas llamaron a la puerta. La abrió la novia del hijo del colono y a ella le dijeron que comunicase al “Mota” que debía entregarse. Así lo hizo.

El Consejo de Guerra Sumarísimo tuvo lugar entre el 15 de febrero y el 21 de mayo de 1945, fecha en la que el Tribunal militar emitió su sentencia de muerte. Manuel Pérez Berenguel, apodado “El Mota”, fue fusilado el 17 de julio de 1945, en las tapias del cementerio de Almería.

Otros “huidos”, “bandoleros”, “forajidos” o “maquis” de la postguerra almeriense fueron: Antonio Manchón Jiménez, alias “El Carbonero”; Melchor Alonso Mellado, alias “El Espadilla”; Juan Nieto Martínez, alias “El Cuco” o los llamados “Hermanos Matías” .

Fuente: Antonio López Castillo: Segunda República, Guerra Civil y represión franquista en Padules, Almería (1931-1945). Diputación de Almería, 2012