Juan Rodríguez Rodríguez

Carmona
Sevilla

Juan nace en Carmona, el 14 de julio de 1919. Es conocido por el mote de su padre “el cubero”. El 18 de Julio de 1936, cuando las tropas del ejército rebelde sublevado contra la República toma la provincia de Sevilla, su padre es detenido, siendo fusilado en las tapias de cementerio de Carmona el 22 de Agosto de ese año. Sus dos hermanos mayores, Enrique de 31 años y Pascual de 26, huyen con otros compañeros del pueblo con el objetivo de frenar el avance fascista en los pueblos de los alrededores de Carmona, pueblos que van cayendo inexorablemente, a pesar de la defensa de sus habitantes, uno por uno ante el ejército rebelde. Juan se queda solo con la mujer de su padre (su madre falleció y su padre se había vuelto a casar) y un hermano más pequeño, de 5 años de edad, Antonio. No conocemos la fecha exacta, pero después de estos hechos y por orden del General de la Segunda División Sur, Gonzalo Queipo de Llano, es incautada la vivienda donde residía la familia, quedando en la más absoluta miseria. Son acogidos por unos familiares que temporalmente se prestan a ello.

Después de estos dramáticos hechos, y con apenas 17 años, es obligado a alistarse en el ejército de Franco. La explicación dada era que al ser familia de rojos, seguro que en las filas de este ejército se haría por fin un hombre y limpiaría el deshonor de ser familia de republicanos.

En plena Guerra Civil, Juan, a pesar de luchar en el ejército fascista, ansía pasarse a las filas republicanas, donde sus hermanos combaten y luchan por los aquellos ideales por los que fue asesinado su padre, un buen hombre de “izquierdas”, como lo define su hijo. Una noche, en plena batalla, lo consigue. Es escalofriante escuchar de su boca como lo hizo. Cuando la guerra termina, Juan es apresado y conducido a un campo de concentración en Jaén, en el pueblo de Higuera de Calatrava. Desde allí pasó a la prisión de Jaén, desde donde sale para conocer en Carmona el triste fin de sus hermanos, Enrique, encarcelado y Pascual, asesinado en La Carolina (Jaén) a manos de unos falangistas.

Tenemos la suerte de que Juan sobreviva hoy a esta dura historia. Hasta Barcelona, donde actualmente reside, se desplazó una sobrina-nieta que, con la intención de reconstruir la historia familiar, le hizo una entrevista gravada en video, donde quedan recogidos los hechos citados. Es un buen hombre que continúa llorando a su padre y que nos ha pedido que hagamos lo posible para que le devolvamos la casa familiar antes de morirse. Su casa.

Hoy los descendientes de esta gran familia que fueron los Rodriguez (“los cuberos”) no sólo queremos hacer lo posible para devolverle la casa, sino hacer lo imposible por devolver el orgullo y la dignidad a nuestros familiares, que no sólo sufrieron humillación, sino que fueron luego olvidados durante 70 largos años.