Juan Pedro Arroyo Arroyo

Talavera la Vieja
Cáceres
Arroyo, Juan Pedro

Juan Pedro Arroyo Arroyo nació el 11 de enero de 1906 en Talavera la Vieja (Cáceres), hijo de Juan Régulo y Braulia. Fue el mayor de cinco hermanos. Su padre era labrador y más tarde regentó un pequeño negocio de fabricación de gaseosas. Tras librarse del servicio militar por motivos de salud, se trasladó a Madrid  y trabajó como aprendiz en una sastrería. De vuelta a su pueblo contrajo matrimonio con Aurelia Carbonero y tuvieron dos hijos, Fredesvindo y Armelinda. Iniciaron un negocio familiar de venta de comestibles, telas y enseres varios.

En un entorno rural como aquel era habitual que una parte significativa de la población no dispusiera de recursos suficientes, hasta que llegaba la época de la cosecha, para comprar en metálico. En su establecimiento Juan Pedro fiaba a los vecinos hasta que pudieran pagarle. Persona de gran humanidad, se solidarizaba con los que menos tenían y daba de comer a jornaleros de paso que demandaban trabajo. Con motivo del nacimiento de su hija organizó una celebración e invitó a su mesa a personas de las más necesitadas del pueblo para que mitigaran algo el hambre que asolaba esa zona tan deprimida.

Fruto de sus inquietudes políticas, se adhiere al partido Unión Republicana, del que llega a ser secretario local, y estaba participando en la gestión del ayuntamiento de su pueblo como concejal en julio de 1936 cuando estalló la sublevación militar. No participó en modo alguno en acciones de guerra ni empuñó un arma. Pese a que, hasta en tres ocasiones, vecinos y conocidos le aconsejaron huir del pueblo, permaneció en él hasta que el 7 de septiembre de 1936 fuerzas falangistas procedentes de Peraleda de la Mata entraron en su pueblo y fue detenido, llevándole «a declarar» a Navalmoral de la Mata, donde fue encarcelado en el depósito municipal. En la madrugada del día 19 de septiembre fue sacado de allí y fusilado en el lugar denominado «El Corcho», sin que mediara juicio ni sentencia alguna. Según recuerda la familia, un conocido suyo, factor del ferrocarril, encontró el cadáver y lo trasladó hasta el cementerio municipal, donde le dio sepultura (se desconoce el lugar exacto). Tenía 30 años y dejaba viuda y dos hijos de cuatro y dos años.