José Pavón González

Villanueva de San Juan
Sevilla
Montero Gómez, Félix J.
Al último alcalde republicano de Villanueva de San Juan lo llamaban Charola Hijo, o el Hijo de Charola, o Charolilla, o sólo Charola. Jornalero del campo, con instrucción, de estatura corriente, pelo negro, ojos castaños, color sano, tenía una cicatriz en la mejilla derecha; nació el día 27 de agosto de 1906, era hijo de Antonio Pavón Moreno y Catalina González Santos, estaba casado con Josefa González Quero y vivía con ella en la calle Perchel Primero, número 3, en compañía de los hijos de ambos, Antonio y Diego, y en unión también de los padres de su mujer, Diego González Gutiérrez y María Quero Cárdenas.

Como componente de la Comisión gestora del Ayuntamiento nombrada el día 24 de febrero de 1936 por un individuo llamado Francisco Portales Casamar, que era delegado del gobernador civil de Sevilla, José Pavón González fue elegido alcalde por sus compañeros aproximadamente un mes después y se mantuvo en el cargo hasta el día 22 de agosto siguiente en que huyó del pueblo, donde la Comisión gestora de los falangistas acordó unos dos meses y medio más tarde abrirle un expediente por su gestión en el cargo de alcalde. El hombre se dirigió a Almargen, pasó por Cañete y Alozaina, llegó a Málaga y luego a Almería, donde el día 1 de abril de 1937 ingresó con carácter voluntario en el ejército republicano, para el que sirvió como cabo en la 3ª compañía del batallón 721 de la 181 brigada mixta hasta el final de la guerra en que fue hecho prisionero en Baza, siendo recluido en la estación de Caniles y a continuación en el campo de concentración de Benalúa de Guadix, desde donde el día 4 de junio de 1939 lo pasaportaron para Villanueva de San Juan.

Diez días después, en el cuartel de la guardia civil de su pueblo, le abrieron una ficha clasificatoria, en la que anotaron, entre otros datos: Que antes y después del Movimiento, el cual le sorprendió en esta localidad, era de filiación socialista y presidente de la UGT. Que votó al Frente Popular en las elecciones del mes de febrero de 1936, en las cuales no actuó como apoderado pero sí como interventor. Que fue propagandista y había tenido una actuación muy mala. Y que, según sus propias manifestaciones, ni él ni sus familiares poseían bienes en ninguna parte.

Al día siguiente, y a petición del comandante militar del municipio, informó sobre él Manuel Linero Torres, el alcalde y jefe local de FET y de las JONS, diciendo que José Pavón González, alias Charola Hijo, había observado una conducta mala o “muy dudosa”, pues fue “el Alcalde con los marxistas” y como tal autorizó todos los hechos delictivos y vandálicos, lo mismo que autorizo todas las detenciones del personal de derechas, algunas de las cuales incluso las llevó a cabo “personalmente”. Por su parte, el propio comandante militar dio el siguiente informe: José Pavón González, alias Charola, desde bastante tiempo antes del Movimiento era “el Líder y Jefe del Partido Socialista” en la localidad, desempeñó el cargo de “Presidente del Centro Socialista” y “en las elecciones del Frente Popular fue designado Alcalde”, cargo que ocupaba cuando estalló el Movimiento, siendo “el directamente responsable” del asalto y saqueo del cuartel de la guardia civil de esta villa, al que asistió personalmente, llevándose las armas y municiones que había, así como el vestuario y los uniformes, además de destrozar la documentación; dispuso e intervino directamente en las detenciones de las personas de derechas, las cuales fueron encarceladas “y ultrajadas”; acordó y llevó a la práctica la destrucción de la iglesia; prestó auxilio “con material y personal” a los alcaldes de El Saucejo y Algámitas para atacar los cuarteles de la guardia civil de estos pueblos, en el último de los cuales se encontraba “sitiado el que suscribe” y al evacuarlo fueron hechos prisioneros y asesinados dos guardias, mientras que en el cuartel de El Saucejo, donde no se pudo hacer la evacuación, resultó asesinada toda “la fuerza”: un teniente, un sargento, un cabo y doce guardias. Luego huyó, al ser ocupada la población por las fuerzas nacionales, y desde Almargen, en la provincia de Málaga, dispuso que una columna marxista atacara nuevamente Villanueva, lo que se llevó a efecto, logrando entrar en el pueblo, donde asesinaron a doce personas de derechas que no tuvieron tiempo suficiente de evacuarlo y destrozaron todas las casas de la gente de orden.

Trasladado a la prisión del partido judicial de Osuna el día 19 de ese mismo mes de junio, unos cinco meses después le fue encomendada la instrucción de un procedimiento sumarísimo de urgencia contra él al juez militar número 23 de ese pueblo, Luis Montoto Valero, un teniente de caballería agregado a la Auditoría de guerra de Sevilla. Quien el 28 de noviembre, al día siguiente de haberse hecho cargo del procedimiento, procesó a José Pavón por el delito de rebelión militar y el mismo día 28 lo interrogó en la propia cárcel de Osuna. Donde el procesado, en respuesta a las preguntas del juez, esto fue lo que dijo:

El “Comité Rojo de Villanueva” lo formaban: “Antonio Pavón Rodríguez, Luis Torres Madrigal, Antonio Cárdenas Linero (a) Lolo el de Diego Perra, José Moncayo Moreno (a) Bizco Tobal Pata, José Narváez y Antonio Verdugo Pavón”. Yo, antes del Movimiento, pertenecía a la UGT, organización de la que fui presidente hasta el mes de marzo de 1936 en que dimití por haber sido nombrado alcalde de mi pueblo con el Frente Popular después de las elecciones de febrero de ese año, en la cuales además actué como interventor de dicha candidatura. Es cierto que intervine en la detención de tres personas de Villanueva, pero lo hice para evitar que les pudiera ocurrir algo, como lo “demuestra” el hecho de “vivir dichos individuos”. Sin embargo, es incierto que participara en el asalto y saqueo del cuartel de la guardia civil y en la destrucción de la iglesia de la localidad, como también es falso que prestase hombres armados a los alcaldes de El Saucejo y Algámitas para el asalto de los cuarteles de la guardia civil de estas poblaciones. Cuando los falangistas tomaron Villanueva huí a Almargen, donde me puse enfermo y por esta causa no regresé a mi pueblo con la “Columna Marxista” que lo atacó y volvió a ocuparlo, como podrá acreditar un vecino de Almargen apellidado Escalante que tiene un café en la plaza de ese municipio. Después me marché a Málaga y luego a Almería, donde ingresé como voluntario en el “Ejército Rojo” el día 1 de abril de 1937 y en él permanecí como cabo “hasta primero de abril de 1939”.

Unas tres semanas más tarde, el teniente Luis Montoto se desplazó a Villanueva para tomarles declaración como testigos de cargo a Francisco Moreno Jiménez y Rafael Recio Zamudio, vecinos los dos de la calle Fuente Alta, números 12 y 5, respectivamente. Este último le dijo al juez militar que el procesado era “uno de los rojos más principales” de la localidad, en la que fue “jefe del Centro socialista y de dicho partido”, así como el último alcalde del Frente Popular, cargo que continuó desempeñando durante la dominación roja en Villanueva, donde ordenó y se hizo cargo de la recogida de armas a las personas de orden, como lo acreditaba el recibo de la escopeta que el propio declarante hubo de entregar, firmado por José Pavón el día 22 de julio de 1936 en su condición de alcalde (“Por Don Rafael Recio Zamudio se ha depositado en este Ayuntamiento la escopeta marca Lefaucher, calibre 12”). Recio continuó diciendo que estando él “en el café de la plaza” vio pasar a Pavón cuando “regresaba con un sable de la Guardia Civil en la mano inmediatamente después del asalto y saqueo de la casa cuartel de la Guardia Civil” de Villanueva, constándole al testigo que el procesado intervino en dicho saqueo porque “el Sargento del Puesto antes de marcharse del pueblo entregó a José Pavón la llave de la casa cuartel”. También tenía “el pleno convencimiento”, pese a no haberlo presenciado, de que el procesado participó en la quema de la iglesia, ya que “en ella tomaron parte todos los rojos de la localidad”; y, en definitiva, lo consideraba como uno de los responsables de cuanto ocurrió en Villanueva. En cuanto al otro individuo, su testimonio fue que Pavón González con anterioridad al glorioso movimiento era jefe del partido socialista, presidente de la casa del pueblo y alcalde socialista después de las elecciones de febrero de 1936, cargo que continuaba desempeñando cuando estalló el Movimiento; durante la dominación roja siguió siendo alcalde, pero también formó parte “del primer comité rojo” que se constituyó en Villanueva, donde antes y después del Movimiento ordenó detenciones de personas de orden, y al ser liberada la localidad por fuerzas de Falange huyó a la zona roja, aunque regresó a los pocos días con la columna marxista que atacó y volvió a ocupar el pueblo, siendo visto por el declarante cuando “regresaba con un sable de la Guardia Civil en la mano” inmediatamente después de producirse el asalto y saqueo del cuartel de la guardia civil de Villanueva; en la que este testigo había oído decir, pero sin haberlo visto, que el procesado “también estuvo” en la quema de la iglesia. Francisco Moreno acusó además a Pavón de que fue a su domicilio “con ánimo de detenerlo” y que al no conseguirlo, porque él “huyó por la puerta falsa de su casa”, entonces “detuvo y encarceló al padre del declarante”.

A solicitud del teniente instructor, también informaron sobre el procesado, el guardia primero y cabo -en funciones- de la guardia civil, Francisco Martín Porra; el juez municipal, Rafael Gómez Barrera, y el alcalde, Manuel Linero Torres. Para quien el convecino suyo conocido por el apodo de Charola era de filiación socialista desde hacía mucho tiempo y ejerció el cargo de presidente del Centro socialista durante varios años; como alcalde de Villanueva al estallar el movimiento nacional “hacía ejecutar todos los acuerdos que el Comité revolucionario le ordenaba”, y él “se hacía acompañar de los escopeteros para requisar grano y otros efectos”, ordenando también detenciones y otros hechos delictivos. Según el juez municipal, José Pavón fue el alcalde socialista del pueblo desde las elecciones de febrero de 1936 hasta la ocupación de la propia localidad por las fuerzas nacionales y, aunque “al principio no pareció tener malas inclinaciones”, al iniciarse el glorioso movimiento dio la impresión de que se dejaba llevar por los más exaltados cuando ordenó la intervención de armas a las personas de orden y entregó éstas a los extremistas, produciéndose también durante su mando detenciones, registros, requisas de artículos de consumo y otros sucesos graves. Rafael Gómez completaba su información diciéndole al teniente Montoto que, debido al saqueo sufrido por el Juzgado municipal durante la dominación marxista, no existía ningún documento donde constase si el encartado fue candidato, interventor o apoderado en las elecciones celebradas el día 16 de febrero de 1936. El guardia Martín Porra, por último, expuso sobre el hombre por quien se le pedía informe que era de filiación socialista y había ejercido durante varios años el cargo de presidente del Centro socialista; también era alcalde al iniciarse el movimiento nacional y a él “le hizo entrega el Comandante de este puesto de la llave de la Casa Cuartel, por tenerse que concentrar la fuerza en el vecino pueblo de Algámitas por orden superior”; ejecutó todos los acuerdos que el comité revolucionario le ordenaba, como requisar grano y otros efectos, disponer detenciones de personas de derechas y saqueos de las casas pertenecientes a las mismas al igual que del cuartel de la localidad, de donde se llevaron “los sables de las fuerzas del puesto, armas de fuego cortas y otros utensilios”.

El juez militar de Osuna dio por terminada la instrucción del procedimiento a finales de diciembre de 1939; pero, cuando uno diez meses después fue examinado por el auditor de guerra, éste, “dada la extraordinaria gravedad de los cargos imputados” al vecino de Villanueva, decidió que se tenía que ampliar la prueba testifical practicada, tomándose declaración a las personas “de solvencia” que las autoridades del pueblo designaran y a aquellas otras que “espontáneamente” se presentasen “una vez que se les invite mediante la fijación de edictos”. De la realización de tales actuaciones se ocupó, desde Sevilla, un comandante de infantería llamado Fernando Sánchez González, el cual dispuso que se les tomara declaración a Bernabé Sánchez Linero, Juan Martín Sánchez, José Sánchez Cañistro y Francisco Pascual Lebrón; remitiendo también, para que se colocara en la comandancia militar, en el Ayuntamiento y en el Juzgado municipal de Villanueva, el siguiente

EDICTO

Don Fernando Sánchez Gonzáles, comandante de infantería, juez militar eventual de la plaza de Sevilla e instructor del procedimiento sumarísimo nº 5669/39 seguido contra José Pavón González (a) Charola por el delito de rebelión militar.

Por el presente hago saber a todos los vecinos de Villanueva de San Juan que conozcan la actuación de dicho procesado durante los días del dominio rojo y con anterioridad, que pueden prestar declaración contra él en este Juzgado militar, sito en la capitanía general de la segunda región militar, en la planta baja de la plaza de España de esta capital, o en el Juzgado municipal del citado pueblo, en el plazo de 15 días.

En Sevilla, a 12 de marzo de 1941.

A semejante convocatoria para la delación no acudió nadie. Y los cuatro individuos propuestos como testigos de cargo por las autoridades de Villanueva no tuvieron que desplazarse a Sevilla para declarar contra el último alcalde republicano del pueblo, sino que lo hicieron en el Juzgado municipal ante el juez, Rafael Gómez, y el secretario, Gregorio Plaza Valdivielso (no en vano, el alcalde falangista Manuel Linero le había pedido al comandante Sánchez que tuviese en cuenta que el ir a Sevilla a prestar declaración le suponía “a cualquier testigo un gasto aproximado de cien pesetas, aparte de las consiguientes molestias y perjuicios debido a la distancia y falta de medios de comunicación”).

El propietario Bernabé Sánchez Linero declaró que el procesado pertenecía desde antes del movimiento nacional al partido socialista, en el cual ejercía bastante influencia puesto que “incluso lo hicieron después Alcalde” con el Frente Popular. Consideraba el declarante que Pavón era responsable directo de los hechos vandálicos cometidos en Villanueva durante los días del dominio rojo ya que “no hizo nada por evitarlos”, y tenía conocimiento por el “rumor público” de que el comandante del puesto de la guardia civil de la localidad le dejó al encartado la llave del cuartel cuando las fuerzas del mismo hubieron de ausentarse del pueblo; sabiendo que éste participó en el asalto de dicho cuartel, no porque lo hubiese visto, sino porque lo oyó comentar entre sus convecinos. Ahora bien, le constaba que el inculpado, como alcalde, era quien ordenaba las detenciones de personas de orden, pues “precisamente él en persona, en unión de otro individuo llamado Antonio Pavón Rodríguez y otros más que no recuerda, fue a su casa y detuvo al declarante, trayéndole detenido a la cárcel de este pueblo”.

Precisamente por encontrarse detenido ignoraba si José Pavón tomó parte en la quema de la iglesia parroquial; como desconocía si éste ayudó con material y personal a los alcaldes de El Saucejo y Algámitas para llevar a cabo el asalto de los cuarteles de la guardia civil de estos pueblos, o si ordenó desde el Almargen que una columna roja atacara Villanueva.

De 33 años de edad y con domicilio en la calle Iglesia Alta, número 4, el labrador Juan Martín Sánchez le dijo al juez municipal de Villanueva que ignoraba si el hombre apodado Charola pertenecía o no al partido socialista, aunque sí sabía que era alcalde con el Frente Popular al iniciarse el Movimiento, época en la que él se encontraba en el campo y por eso no tenía conocimiento, por sí mismo o por el rumor público, de la actuación de José Pavón, acerca de cuya actuación no sabía nada ni podía aportar ningún dato.

El exalcalde José Sánchez Cañistro manifestó que le constaba que Pavón González pertenecía al partido socialista desde mucho antes del Movimiento y ostentaba cargos de importancia dentro de dicho partido por cuanto era uno de sus elementos más representativos; desempeñaba el cargo de alcalde con el Frente Popular cuanto estalló el Movimiento y como tal “lo consideraba responsable”, no sólo porque ordenó las detenciones de las personas de orden, sino porque no hizo nada para impedir los desmanes; sabía por el rumor público, y no porque él lo hubiese visto, que tomó parte personalmente en el asalto al cuartel de la guardia civil de Villanueva; pero desconocía si ayudó o no con armas y municiones a los alcaldes de El Saucejo y Algámitas “para el mismo fin”, o si ordenó desde Almargen, y mientras Villanueva se encontraba tomada por las fuerzas nacionales, que una columna roja atacara este pueblo y lo ocupase; e ignoraba igualmente si ordenó o participó en el asesinato de cierto número de personas.

Por último, el labrador Francisco Pascual Lebrón contó acerca de su convecino José Pavón que desde mucho antes del movimiento nacional pertenecía al partido socialista, donde ejercía bastante influencia puesto que era de los más exaltados “y por eso fue propuesto y nombrado Alcalde con el Frente Popular”; considerándolo responsable de los desmanes cometidos por “las hordas rojas” en la localidad durante el dominio rojo, “puesto que era el alcalde y no hizo nada por evitarlos”. Ignoraba si intervino en el asalto y saqueo de la casa cuartel de la guardia civil de Villanueva, o si auxilió con material y personal a los alcaldes de El Saucejo y Algámitas para atacar los cuarteles de la guardia civil de estos pueblos, o si ordenó que una columna roja atacara y ocupase nuevamente Villanueva, o si tomó parte en el asesinato de cierto número de personas.  Suponía que, como alcalde que era, sería quien ordenase las detenciones de personas de derechas, y supo después “por el rumor público” que incluso intervino en la detención de alguna de ellas, como la de Bernabé Sánchez Linero.

A instancia de otro juez militar de Sevilla, y también comandante de infantería, de nombre Luis Ruiz Castro, en el Juzgado municipal de Almargen se le tomó declaración al vecino de este pueblo Manuel Escalante Majarón, a quien el procesado se había referido cuando fue interrogado en la cárcel de Osuna, y el cual afirmó que ni siquiera podía hacerse una idea de la identidad de José Pavón, ya que el café que él tenía en la plaza de Almargen era frecuentado en la época del dominio rojo por infinidad de personas, “refugiadas de diferentes pueblos”, a las que no conocía más que de vista.

Pavón consiguió que se incorporara a su expediente un escrito en el que dos convecinos suyos, Juan Saldaña Nieto y Andrés Rivera Torres, ambos propietarios, le daban su aval porque antes del Movimiento observó una conducta intachable y durante la dominación roja en la localidad no cometió crímenes, saqueos ni otros actos que pudieran comprometerle. En el mismo documento, los dos avalistas estaban a su vez garantizados, como personas de reconocida solvencia, “adictos a la Causa Nacional” y de una conducta intachable, por el juez municipal, Gómez Barrera; por el cura párroco de la iglesia de San Juan Bautista, Manuel Cumbreras Gómez, y por el alcalde y jefe de la Falange, Manuel Linero.

Trasladado a la prisión provincial de Sevilla el 20 de noviembre de 1941, cuarenta días después salió de ella en libertad provisional y se estableció en La Puebla de Cazalla, desde donde hubo de volver a Sevilla para comparecer ante el Consejo de guerra -ordinario- que habría de juzgarlo y cuya convocatoria estaba señalada para las seis y media de la tarde del día 13 de julio de 1942 en la llamada sala de justicia de la capitanía general de Sevilla sita en la planta baja del pabellón central de la plaza de España. Acusado por el fiscal de un delito de auxilio a la rebelión militar, por el que pidió que lo condenaran a la pena de 30 años de reclusión, la sentencia, redactada por el teniente auditor Eugenio Miñón Ferreiro, declaró como hechos probados que José Pavón González, presidente de la UGT hasta marzo de 1936 en que fue nombrado alcalde de Villanueva de San Juan, ocupaba este cargo cuando estalló el glorioso movimiento y continuaba desempeñándolo bajo la dominación marxista, periodo durante el cual ordenó la recogida de armas a las personas de orden e intervino personalmente en la detención de algunas de ellas, aunque no constaba su participación en los desmanes que se cometieron en dicho pueblo.

Fue condenado como autor de un delito de auxilio a la rebelión militar a la pena 12 años y 1 día de reclusión -hasta el 25 de abril de 1952- para cuyo cumplimiento hubo de ser detenido por la guardia civil en La Puebla de Cazalla e ingresado de nuevo el día 14 de octubre de 1942 en la prisión provincial de Sevilla; de la que, sin embargo, salió en libertad condicional a finales de ese mismo año y se marchó a vivir a Villanueva. Desde aquí, en el mes de marzo de 1949, dirigió una instancia al capitán general de la segunda región militar pidiéndole el indulto, porque se encontraba “falto de toda clase de recursos económicos y sin trabajo”, en una “situación económica en extremo precaria y sin poder trasladarse a otros lugares” donde tener la posibilidad de “ganar lo necesario para el sostenimiento de su hogar”. Citado por el agente judicial Antonio Torres Rodríguez para que se presentara en el Juzgado de Paz de Villanueva, el día 12 de julio de 1949 a José Pavón le comunicó el juez Manuel Linero Torres que le habían concedido el indulto que pidió. El último alcalde republicano de Villanueva tenía entonces 42 años de edad, era padre de cuatro hijos y vivía en la calle Erillas, número 7.

Fuentes

  • Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo (Sevilla): PSU nº 5669/39: legajo 498-17441.
  • Archivo Municipal de Villanueva de San Juan: Legajos 29 y 82.
  • Libro registro de la cárcel de Osuna.