José María Gonzalo Campillo

Sevilla
Soy el hijo que apenas conociste
no por tu culpa sino por tu suerte

Roberto Cabral

Yo nunca pude hablar con él.
Lo encuentro ahora en sueños.
Esa borrosa patria de los muertos.
Hablamos siempre de otras cosas.

Octavio Paz

Padre mío, señor mío
Amigo de mi alma, tierno y fuerte,
Saca tu cuerpo viejo, viejo mío,
Saca tu cuerpo de la muerte.

Jaime Sabines

Tú quisiste morir enteramente,
La carne y la gran alma. Tú quisiste
Entrar en la otra sombra sin el triste
Gemido del medroso y del doliente.

Borges

El poeta mexicano Jaime Sabines, dice que morir es olvidar, ser olvidado y como yo no quiero que eso pase con mi padre, he decidido escribir esta breve reseña de él, del cual poseo muy poca información.

Hoy a 51 años de su ausencia, lo evoco y lo sustrajo del olvido para que lo recuerden y sepan que alguna vez hizo de la República Española su razón de vida, como muchos hombres y mujeres de aquella época no sólo españoles, sino del mundo entero. Como muchos de ellos, nunca superó esa derrota. Murió de purito dolor republicano.

José María Gonzalo Campillo nació en La Habana, Cuba, el 16 de septiembre de 1911, mientras sus padres, españoles, pasaban unas vacaciones en esa isla, pero se crío en Sevilla, Andalucía. Creció, vivió y sintió como un español que lo era, aunque circunstancialmente hubiese nacido en otro lugar. Nunca fue registrado en la embajada española. Fue bautizado con el nombre de José María.

Es uno de los 7 hijos de Avelina Campillo y Víctor Gonzalo. Sus hermanos fueron: Gumersindo, Antonio, Marina, Delfina. Los nombres de los otros dos no los he logrado saber. Todos vivieron en Ciudad Jardín de Sevilla hasta que la remodelaron y allí en varios apartamentos siguen viviendo algunos de sus sobrinos y familiares. Al parecer solo queda viva su hermana menor, Delfina, recluida en lugar para ancianos y con precariedad en la memoria.

Gran parte de su vida la pasó al lado de su hermana mayor Marina, quien estaba casada y tenía un niño llamado Antonio que lo quiso mucho como su tío preferido. Antonio tuvo dos hijos, una de ellas llamada Marina en homenaje a la abuela, de profesión parvularia. El esposo de su hermana al parecer militaba en la causa republicana (posiblemente en el sector anarquista) y lo orientó en su juventud. Este fue fusilado. Lamentablemente tampoco sé su nombre.

Siendo muy joven entra en las filas que apoyan la República Española, no tengo certeza pero creo que fue a la CNT, puesto que mi madre siempre me ha enfatizado que él no era comunista. Hago esta aproximación por la influencia de la Central en esa zona.

A los 25 años, en el año 1936, es encarcelado durante 4 años en el salón Variedades y luego fueron trasladados a la Prisión Provincial de Sevilla a la orden del delegado militar Santiago Garrigós. Esta información fue localizada por José Vicente Iglesias y la misma está alojada en piladelpato.webcindario.com.

Mi padre era el número 157 de los detenidos y su expediente el # 104.249. Fue condenado por el Ministerio del Ejercito a cadena perpetua en la cárcel del Puerto en 1938 por “el delito de adhesión a la rebelión” definido en el artículo 238 del Código de Justicia Militar. Empezó a cumplir la pena en octubre de 1936. Esta pena le fue conmutada a 20 años de prisión, que posteriormente es reducida a 12 años. Un hermano también fue fusilado en la cárcel. Tampoco sé su nombre. Este desconocimiento se debe al hecho de que era muy niña cuando murió. Apenas tenía un año. Mi madre sabe muy poco, al parecer él comentaba poco sobre su pasado.

Gracias a las diligencias de su hermana mayor Marina, logra hablar con el cónsul cubano en Sevilla para ese momento y le hace referencia a su condición de cubano de nacimiento y le pide que lo saque del país para la isla Caribeña, lo cual ocurre en una fecha que oscila entre 1940-1943. Esto lo salva de cumplir la condena completa. No tengo ningún dato que me dé precisión al respecto.

Luego de vivir algunos años allá se viene a Venezuela, vía Maiquetía, en noviembre 1945 con un pasaporte cubano nº 12979, donde señalaba que era soltero y de profesión comerciante. Este año en Venezuela existía mucha tensión política entre el gobierno y la oposición, se concede el voto femenino y el voto directo para la elección de diputados. Se da un golpe de estado y Medina Angarita es derrocado por Rómulo Betancourt con la llamada Revolución de Octubre.

Tres años después se registra como residente de Maracaibo, donde en 1950 tiene su primera hija con Francisca Vega, y la llama María Isabelina Gonzalo, su nombre es una mezcla de Avelina su madre e Isabel al parecer una prima.

Nunca vuelve a salir del país ni se comunica con su familia, adujo razones de seguridad. Aquí se dedica a diversas actividades, en principio a la política y luego a las comerciales, llegando ser el administrador del Club Español de la ciudad de Maracaibo.

En 1955 nace su segunda hija, Morelis, quien es esta que suscribe y que ha hecho diversos intentos por recuperar su memoria. En septiembre de 1956 se suicida. Gran parte de los años que vivió en Venezuela, la actividad política estaba muy convulsionada. Le tocó vivir gran parte de la dictadura de Pérez Jiménez.

Nunca supimos de su familia, salvo lo que él le dijo a mi madre. En los 80 una amiga viajó a España y localizó en Sevilla, Ciudad Jardín, a una parte de ella. Aun estaba viva su hermana mayor y se emocionó mucho cuando hablamos por teléfono. Me habló de la larga ausencia de su hermano querido. Ella perdió a su primer esposo y a dos hermanos; uno fusilado y mi padre. Los otros apenas lo recordaban y los sobrinos, no han mostrado mayor interés. Supe entonces que eran 7 hermanos y que ella nunca lo había olvidado. Hacia casi 40 años que no sabía de él.

Algunos de su familiares aun viven en lo que alguna vez fue Ciudad Jardín, hoy convertido en una nueva zona urbana, con otro tipo de construcciones. Sin embargo, las pocas veces que pude volverme a comunicar con ellos, mostraban poco interés hasta que finalmente me dijeron abiertamente que no estaban interesados en revolver el pasado.

Me ha tocado con mi padre vivir la paradoja de que en España no lo reconocen como español por no haberlo registrado y en Cuba tampoco, por no haber hecho vida allá.

Busca esta pequeña biografía darle visibilidad a alguien que luchó intensamente por el triunfo de la República Española, que tuvo que salir exiliado a Cuba y luego a Venezuela, donde intento rehacer su vida “hacer la América” como le decían. Afirmo hace rato que mi padre nunca se recuperó de la derrota española y que eso influyó mucho en su decisión final.

Venezuela, 2007