Francisco Narváez Caballero

Villanueva de San Juan
Sevilla

Nacido el día 1 de julio de 1914, hijo de Diego Narváez Gómez y Juana Caballero Cárdenas; trabajador del campo, con instrucción; pelo negro, ojos pardos, color moreno, constitución buena; medía 1,60 de estatura, hizo el servicio militar en el regimiento de infantería Algeciras nº 15 como soldado perteneciente al reemplazo de 1935; y residía en Villanueva de San Juan (Sevilla), en la calle Portal, número 5, en compañía de sus padres y hermanas: Ana, Isabel y Remedios, con los cuales vivía también una tía abuela paterna, Catalina Gómez González.

Este hombre huyó de Villanueva el día en que la columna falangista encabezada por el aristócrata gaditano José de Mora-Figueroa y Gómez Imaz, marqués de Tamarón, asaltó el pueblo, donde poco después asesinarían a su madre, a su hermana Ana y a tío Pepe Narváez. Se marchó con dirección a la provincia de Málaga, en cuya capital ingresó como voluntario en las milicias republicanas el día 28 de agosto de 1936; perteneció primero al regimiento de infantería Vitoria nº 8 y luego a la cuarta compañía del batallón 211 de la 53 brigada mixta, en la que alcanzó la graduación de cabo; estuvo combatiendo en los frentes del Sur y de Madrid y, al caer la capital de España en poder de las tropas de Franco, fue hecho prisionero, pero sin llevar consigo ningún material de guerra.

Cuando a las pocas semanas regresó a su pueblo, el huido fue objeto del siguiente

Atestado instruido contra el presentado procedente de zona recientemente liberada, Francisco Narváez Caballero, para aclarar su actuación con respecto al Movimiento y la participación del mismo en los hechos delictivos cometidos en la localidad durante la dominación marxista.

Matías Moro Fuentes, sargento de la segunda compañía de la comandancia de la guardia civil de Sevilla-Exterior y en la actualidad comandante del puesto de Villanueva de San Juan, por el presente atestado hago constar: Que habiendo regresado a esta localidad, procedente de zona recientemente liberada, el destacado elemento marxista Francisco Narváez Caballero, sobre el que pesan acusaciones de haber intervenido en hechos delictivos, procedí a su detención en el día de hoy 30 de abril de 1939, Año de la Victoria, haciéndome acompañar por el guardia segundo de este puesto Juan Orellana Gómez; e interrogado después por el que suscribe para que diga con exactitud a qué partido político pertenecía al estallar el movimiento nacional y explique la intervención que haya podido tener en los sucesos desarrollados en esta villa durante la dominación marxista, manifiesta: Que al estallar el movimiento nacional pertenecía al Centro obrero, “afecto a la UGT”, de esta localidad, donde tras producirse el Alzamiento, y tan pronto como la guardia civil de esta villa se marchó para Algámitas, “se constituyó un Comité que procedió a recoger las armas de la población”. Que a él le entregaron una escopeta para que hiciera servicios y, en efecto, hizo varias guardias en distintos lugares de la población, al igual que “procedió a la detención del Señor Cura Párroco de esta localidad Don José Guzmán Espejo y a la del Secretario del Ayuntamiento Don Ildefonso Plaza Cerezo y los condujo al comité, pasándolos después a la Cárcel”. Que su participación “en la destrucción de la Iglesia” se redujo a “sacar un Santo tan solamente para ser arrojado al fuego en la Plaza”; pero que no intervino en el asalto y saqueo del cuartel de la guardia civil de esta localidad, como tampoco tomó parte en el ataque al cuartel de Algámitas ni en el asesinato del guardia Antonio Correa Rueda, “pues se quedó de guardia en el Postigo Chacina”. Que al ser ocupada esta localidad por las fuerzas nacionales se marchó con dirección a la provincia de Málaga y ya no volvió más por el pueblo hasta ahora que regresa después de haberse terminado la guerra. Y que, no habiendo intervenido en otros hechos que los citados, ya no tiene más que decir.

A continuación comparece ante mí don Rafael Castaño Florido, de 64 años de edad, industrial, domiciliado en la calle Calzada, número 5, quien, invitado para que cuente lo que haya visto o sepa relacionado con la actuación de su convecino Francisco Narváez Caballero durante el periodo marxista en esta villa y todo cuanto pueda informar acerca del mismo, expone que este individuo, uno de los más significados extremistas y elemento muy exaltado perteneciente a la juventud socialista, al estallar el movimiento nacional prestó, armado con una escopeta, “cuantos servicios se le antojaban tales como guardias”; también detuvo “al Señor Sacerdote de esta villa Don José Guzmán Espejo”; fue uno de los más destacados en la destrucción de la iglesia, y cuando las fuerzas nacionales ocuparon la población se marchó hacia la provincia de Málaga, habiendo permanecido en el campo enemigo hasta la terminación de la guerra.

Seguidamente se presenta ante el que suscribe don Francisco Pascual Lebrón, de 49 años de edad, propietario y con domicilio en la “Calle Fuente”, el cual, interpelado por mí en los mismos términos que el compareciente anterior, dice que el individuo por quien se le pregunta “es un sujeto muy peligroso”, que pertenecía al partido socialista desde hacía mucho tiempo y era uno de los más destacados y significados extremistas; al estallar el Movimiento prestó a las órdenes del comité “todos los servicios que se le antojaban” armado con una escopeta, tales como guardias y detenciones de personas de derechas, entre ellas las del “Señor Cura Párroco y el Secretario del Ayuntamiento”; fue también uno de los que intervinieron directamente en la destrucción de la iglesia, y al ser ocupada la población por las fuerzas nacionales se marchó con dirección a la provincia de Málaga, habiendo permanecido en el campo enemigo hasta la terminación de la guerra.

“Ilustrísimo Señor Auditor de Guerra de la 2ª Región”: Una vez instruido el presente atestado contra Francisco Narváez Caballero, “queda comprobado” que éste intervino directamente en la destrucción de la iglesia de la localidad y que procedió, armado con una escopeta, a las detenciones del señor cura párroco y del secretario del Ayuntamiento. Se trata de un individuo muy peligroso, al que se le han intervenido 50 pesetas y pasa al campo de concentración de Sanlúcar la Mayor “a la disposición de V.I.”

El día 19 de junio de 1939, en ese campo de concentración, a Francisco Narváez lo obligaron a formular lo que llamaban una declaración informativa, y en ella expuso, entre otras circunstancias, que antes del Movimiento no pertenecía a ningún partido político, pero sí a la organización sindical de la UGT, lo mismo que su padre; y que al estallar el Movimiento se encontraba en su pueblo, Villanueva de San Juan, donde bajo el dominio rojo hizo guardias con armas, pero no tomó parte en otros servicios e ignoraba en qué fecha se formó el comité rojo o si hubo fusilamientos, aunque sabía que se produjeron registros, detenciones e incendios, pero no robos y saqueos, peticiones de dinero o colectivizaciones; no habiendo estado detenido en ningún campo de concentración o cárcel mientras permaneció en la zona republicana.

Tres días después, el sargento Matías le remitió un informe al presidente de la Comisión clasificadora de prisioneros y presentados de Sevilla diciéndole que Francisco Narváez Caballero era un individuo exaltado y muy peligroso, que pertenecía a las juventudes marxistas desde bastante tiempo antes de estallar el Movimiento y que durante la dominación roja colaboró con el comité revolucionario que se constituyó en Villanueva, al cual prestó toda clase de servicios de armas, e intervino en detenciones de personas de derechas y también tomó parte muy activa en la destrucción de la iglesia; marchándose luego, al ser liberada la población o unos días antes, “para enrolarse voluntario en las Milicias de Málaga”, desde cuya fecha no se habían vuelto a tener noticias relacionadas con el individuo en cuestión hasta la terminación de la guerra en que éste regresó al pueblo.

Desde la Auditoría de guerra, tras haberse recibido en ella el atestado de la guardia civil de Villanueva, se ordenó al alférez provisional de infantería y juez militar número 24 de Osuna, Francisco Pérez Pina, que tramitara un procedimiento sumarísimo de urgencia contra Francisco Narváez. Para lo cual dicho alférez comenzó pidiendo informes sobre él a las autoridades locales de su pueblo, a cuyo Ayuntamiento remitió también, para que se publicara en el tablón de anuncios, el siguiente


EDICTO

Don Francisco Pérez Pina, Juez Militar del Partido Judicial de Osuna (Sevilla)


Hago saber: Que habiendo sido nombrado Juez Instructor para la tramitación del Procedimiento Sumarísimo de Urgencia número 1795 que se sigue contra Francisco Narváez Caballero, por el presente encarezco a todos los vecinos de Villanueva de San Juan que tengan que formular cargos contra el referido inculpado, la obligación que tienen de hacerlo ante mi Autoridad en el Juzgado Militar que se constituirá en una de las salas de ese Ayuntamiento durante el día 29 del presente mes y año.

Osuna, a 15 de septiembre de 1939.-Año de la Victoria.

Manuel Linero Torres, como alcalde, informó al instructor que Narváez pertenecía al partido socialista, aunque no era un miembro destacado del mismo y durante la dominación marxista en Villanueva prestó servicios a las órdenes del comité revolucionario; mientras que el mismo individuo, en su informe como jefe local de FET
y de las JONS, puso que el encartado había pertenecido al Centro socialista y prestó servicios a las órdenes del comité revolucionario durante el dominio rojo en la localidad, de la que huyó al ser tomada por las fuerzas nacionales, teniéndose noticias de que enseguida se incorporó al ejército rojo en Málaga. El juez municipal, Rafael Gómez Barrera, también dijo de Narváez que había pertenecido al Centro socialista y que estuvo prestando servicios a las órdenes del comité revolucionario, hasta que, al ser ocupado el pueblo por las fuerzas nacionales el día 22 de agosto de 1936, “huyó con los demás marxistas” y seguidamente, según las noticias que se tenían, “fue conducido a Málaga e ingresado en un Regimiento de Infantería del Ejército rojo”. El cabo de la guardia civil, Rafael Repullo Miranda, por último, comunicó al alférez Pérez Pina que Francisco Narváez era un individuo de filiación izquierdista, que durante la dominación marxista en el municipio prestó servicios con el comité revolucionario y que, según le había informado al propio cabo un vecino llamado Antonio Reyes Martín, fue visto por éste prestando “servicio con armas”.

El juez militar de Osuna también se desplazó a Villanueva para tomarles declaración tanto a Rafael Castaño y Francisco Pascual -quienes se limitaron a ratificar lo dicho por ambos contra Narváez en el atestado de la guardia civil- como al citado Antonio Reyes, hombre de 36 años de edad, de profesión industrial y con domicilio en la calle Calzada, número 7; el cual manifestó que ignoraba lo que pudiera haber hecho su convecino Francisco Narváez, pero que él lo vio prestar servicios con armas y sabía que era de filiación marxista, como “perteneciente a la Juventud Socialista”.

Francisco Pérez Pina procesó a Narváez por el delito de rebelión militar y el 17 de octubre de 1939 lo interrogó en la prisión provincial de Sevilla, donde el hombre se hallaba desde el último día del mes anterior. En respuesta a las preguntas del alférez, el procesado, que tenía entonces 25 años de edad y permanecía soltero, explicó que antes del movimiento nacional pertenecía a la UGT y el 18 de julio de 1936 se encontraba en un cortijo de La Puebla de Cazalla, desde el que a los dos o tres días se marchó a Villanueva, donde bajo “la dominación marxista” prestó servicios con armas y, por orden del comité, “procedió a la detención del Secretario del Ayuntamiento y del Cura Párroco”; aunque no intervino en la destrucción de la iglesia y si huyó a la zona roja cuando entraron las fuerzas nacionales fue porque “huía todo el pueblo”.

El día 24 de mayo de 1940, unos siete meses después de haberse dado por terminada la instrucción del procedimiento sumarísimo contra Francisco Narváez, éste fue conducido desde la prisión provincial hasta el local situado en la plaza de San Francisco de Sevilla donde tenía su sede la Audiencia territorial, en el que a las diez de la mañana se reuniría para juzgarlo el Consejo de guerra permanente nº 2 de la capital. Cuya sentencia, frente al informe del abogado sevillano Isidoro Valverde Meana que ejercía de fiscal y pidió que lo condenaran a reclusión perpetua como responsable de un delito de adhesión a la rebelión militar, dio por probado que Francisco Narváez Caballero con anterioridad al movimiento nacional pertenecía “a las Juventudes Marxistas de Villanueva de San Juan”, estaba considerado como “muy exaltado” y ya durante el Movimiento se puso a las órdenes del Comité revolucionario rojo de “dicha Plaza”, donde prestó servicios con armas y tomó parte “activa en la destrucción de la Iglesia y en las detenciones de personas de derechas”. El tribunal, cuyo vocal ponente fue el oficial 1º honorario del cuerpo jurídico militar y antiguo secretario del Juzgado de primera instancia e instrucción de Osuna, Ismael Ysnardo Sangay, consideró que tales hechos eran constitutivos de un delito consumado de auxilio a la rebelión militar, y condenó a Narváez como responsable del mismo en concepto de autor, por su intervención “directa y voluntaria”, a la pena de 12 años y 1 día de reclusión.

Parte de la condena, cuya extinción no se produciría hasta el 4 de mayo de 1951, la cumplió este hombre trabajando en la colonia penitenciaria militarizada de Dos Hermanas, donde se encontraba cuando el día 1 de febrero de 1943 le concedieron la libertad condicional y regresó a Villanueva.

Fuentes.

Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo: Procedimiento Sumarísimo de Urgencia nº 1795/39: legajo 190-8119.
Archivo Municipal de Villanueva de San Juan: Legajos 29 y 82.
Archivo Histórico Provincial de Sevilla: Prisión Provincial de Sevilla: legajo 21586.