Felix Izquierdo Torres

Gabia la Grande
Granada

Conocido como Félix «El Liche». Nació el día 12 de Diciembre del año 1900.

Se da la circunstancia de que seis años antes, en Octubre de 1894, sus padres Cristóbal y Casilda, tuvieron un hijo, al que pusieron de nombre Félix, pero éste falleció a los 21 días de vida, y en su recuerdo, dieron el mismo nombre a este otro hijo varón, que, como su hermano, tuvo igualmente un triste final, aunque 36 años después.

En Noviembre de 1921 fue destinado como soldado a la Comandancia de Artillería de Larache (Marruecos), donde estuvo sirviendo durante más de tres años. Tomó parte en la Guerra del Rif o Guerra de Marruecos, participando activamente en la ocupación de varias ciudades del norte de Marruecos, hasta su licenciamiento, que tuvo lugar el día 31 de Diciembre de 1924, pasando a la reserva y fijando de nuevo su residencia en Gabia Grande.

Según la documentación obrante en su expediente militar, en Octubre de 1931 solicitó un certificado de servicios al Coronel Jefe del Centro de Movilización y Reserva de Granada, pues tenía proyectado ingresar en la Guardia Civil, y necesitaba dicho certificado para unirlo a la instancia correspondiente.

Al parecer, al final no consiguió su objetivo, pues Félix estuvo trabajando como tejero. En verano hacía tejas y ladrillos a mano, en el tejar que llevaba en el Pago Martes, junto a su hermano Manuel, también concejal, y en invierno, trabajaba como encargado del Molino.

Fue Concejal y Teniente Alcalde del Partido Socialista (Frente Popular) en el Ayuntamiento de Gabia Grande desde Abril de 1931 hasta el comienzo de la guerra.

Era Presidente de la Sociedad Obrera de Oficios Varios “La Libertad” y miembro de la filial agraria de dicha sociedad. Asimismo era Vocal de la Comisión de Agricultura del Ayuntamiento de Gabia Grande y en el año 1936 era el Presidente del Partido Socialista local.

En una ocasión, que había una reunión en la Sociedad, con la presencia de Fernando de los Ríos, se presentaron «Rafalico Plaza» y el Capitán Nieto, y Félix, que entonces era el Presidente y tenía un fuerte carácter, salió a la puerta y les dijo que allí no se les había perdido nada, echándolos de allí. Este episodio no pasó desapercibido para «Rafalico», que luego se tomó cumplida factura.

Alto, corpulento e inteligente, con gran don de palabra; era un hombre valiente y de grandes ideales de izquierdas. Cuando Paulino presentó la dimisión como Concejal, Félix se hizo cargo del reparto del trabajo, reuniendo a todos los trabajadores del campo en la plaza del Ayuntamiento y desde el balcón, iba nombrando los grupos de trabajo, indicando a cada uno la faena que le correspondiera ese día: siembra, escarda, siega, riego, etc.

Cuando el levantamiento militar en Granada, citó a todos los miembros del partido en la sociedad, en su nueva y flamante sede de la Estación de Tranvías, y se dirigió al Cuartel junto a varios compañeros, para ver la actitud de la Guardia Civil.

Al ser uno de los cabecillas de la izquierda en Gabia Grande, sabía que iban a ir a por él. Estuvo doce días escondido en unos cañaverales, pero le dijeron que podía salir, que no le iba a ocurrir nada. Ese mismo día, el 4 de Agosto, al poco tiempo de llegar a su casa, lo arrancaron de los brazos de sus hijos, que lo abrazaban llorando. El, muy tranquilo, les dijo que volvería pronto, pero no volvió nunca más. Fue apresado y llevado en el primer camión de la muerte que salió de Gabia Grande, junto a Chotica, Pajarillo y José Maldonado. Paradojas del destino, fue fusilado en la madrugada del día 5 de Agosto de 1936, el día de la Virgen de las Nieves, la Patrona de su pueblo.

Murió con 35 años y dejó huérfanos a tres hijos, Félix, que contaba con 8 años, Manolo, que solo tenía 3 años, y Antonio, que se encontraba aún en el vientre de su madre, Manolica «La Carbonera», que tuvo que montar una tienda de carbón para poder sacar adelante a su familia y poner a trabajar a sus hijos desde muy pequeños.

Su fallecimiento no se encuentra inscrito en ningún registro civil, pues su mujer renunció a cualquier paga que viniera del régimen franquista, por lo que fue dado por desaparecido por el régimen, como tantos otros.

Sólo aparece la anotación de su defunción en el Libro de Defunciones del Archivo Parroquial, donde sólo aparecen 19 de estos fusilados, inscritos al finalizar la guerra, en Julio de 1939, de oficio, por el Cura D. Nicolás Ruiz