Eduardo Martínez Silva

Aracena
Huelva
Ramírez Copeiro del Villar, Jesús

Eduardo Martínez Silva nació en Aracena el 23 de agosto de 1910. Hizo la carrera de ingeniero agrónomo en Madrid y allí le sorprendió el inicio de la guerra. Hizo el curso de observador de aeroplano en Los Alcázares (Murcia) y fue destinado al Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas Republicanas. Pasó a Francia en febrero de 1939 y fue conducido al campo de Saint-Cyprien, en la playa, con la arena húmeda como suelo y el cielo por techo. Tras varios meses de sufrimiento y peores condiciones de trato, fue trasladado al campo de Gurs, al oeste de Pau, en los Pirineos atlánticos.

La puerta principal del campo de Gurs se situaba en la carretera que iba a Mauléon y había otra puerta trasera sobre la carretera de Navarrenx. El campo quedaba dividido longitudinalmente por una única avenida central y a ambos lados se situaban los islotes de los refugiados (200 x 120 metros), rodeados de doble alambrada. En total había 13 islotes, designados con letras mayúsculas. Las letras L y M correspondían a los aviadores. En cada islote, 30 barracas, en cada barraca 60 personas, lo que suponía un total de casi 24.000 refugiados. Mi padre fue asignado a la 182 Compañía de Trabajadores Extranjeros para atender los servicios propios del campo -afirma su hija Amparo- y por sus conocimientos y seriedad fue el jefe español de la misma. Había equipos de fontaneros, cocineros, pintores, peluqueros, etc. y más tarde, cuando llegaron los judíos, se crearon equipos de pompas fúnebres y otros para construir ataúdes. Cada equipo era de veinte hombres y al frente un encargado. Incluso se formó un grupo de ochenta músicos que llegaron a ofrecer conciertos.

Eduardo Martínez aplicó sus conocimientos técnicos en la captación y el tratamiento de las aguas del río Gave d’Oloron, eliminando la materia orgánica que causaba estragos en la dentición, con filtros de arena y carbón animal. También intervino en la canalización de los desagües y drenaje para tener el terreno saneado y sin barro. Tanto es así que el mismo comandante Davergne, jefe del campo, le expresó por escrito su gratitud y reconocimiento por su  sentido del deber y por los importantes trabajos que había realizado con los escasos medios de que disponía y con un fin humanitario, y que había hecho de su unidad un modelo de conciencia, de celo y de abnegación.

A finales de 1942 abandonó el campo de Gurs para trabajar en una fábrica de chocolates y después en una empresa constructora para hacer una presa y una central hidroeléctrica en el término de Buzy, al sur de Pau. Formó parte del equipo técnico en las mediciones de obra, enfrentándose con el director que lo trasladó a la ciudad, a la oficina central de proyectos. Al enterarse de que lo habían recomendado para trabajar en actividades directamente implicadas con la defensa militar y recibiendo presiones para incorporarse a las obras de fortificación de la muralla del Atlántico en Stavanger (Noruega), consiguió una orden falsificada como leñador y carbonero. El 3 de abril de 1943 logró atravesar los Pirineos y se presentó en el cuartel navarro de Ochagavía, de ahí fue enviado al gobierno militar de Pamplona donde permaneció dos meses, hasta la celebración del juicio.

Una vez libre se estableció en Madrid -continúa su hija Amparo- y se incorporó a la actividad docente. Dio clases de la asignatura de Proyectos en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y trabajó en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias, sito en Puerta de Hierro (Madrid), hasta su jubilación. Se casó con Sinforiana Martínez Pecci y tuvo cinco hijos. Falleció en Huelva, el 6 de julio de 1985, camino de Isla Cristina donde pasaba sus vacaciones y donde fue enterrado.

Fuentes: Documentación de Amparo Martínez Martínez (hija) ► Registro Civil de Aracena, Nacimientos, Tomo 19, fol. 5 ► Registro Civil de Huelva, Defunciones, Tomo 238, fol. 333 ► J. Ramírez Copeiro del Villar: En tierra extraña. El exilio republicano onubense. Autoedición, 2011.