Diego Pérez Rodríguez

Casares
Málaga

Casares (Málaga), 14/4/1904 – Cordes sur Ciel (Francia), 9/6/1970

Tomo la voz prestada y os cuento mis memorias, la historia de un casareño, anarquista, y militante de la vida.

Me llamo Diego Pérez Rodríguez, nací, como ya os dije en Casares el 14 de Abril de 1904, bonita fecha de cumpleaños.

Soy de familia jornalera, todos lo míos lo fueron, pobres, pero leales y honrados.

Mi juventud estuvo cargada de miserias y felicidad, me encantaba el baile fandango y las comparsas de carnaval, con sus letras ácidas, donde se vivía la libertad, que de otra forma era imposible.

Durante mi infancia y juventud conocí el Centro Obrero de Casares (1910-1913), la Juventud Obrera Republicana de Casares (1913), y el Centro Regionalista Andaluz (1918); luego vino la Dictadura de Primo de Rivera y nos hizo tomar conciencia que solo uniéndonos los obreros podríamos llegar a algún sitio y fundamos el Centro Obrero Agrario (1930), me acercó a la libertad y a la justicia, al que todos los hombres son iguales y que la tierra era para el que la trabajaba.

Por esos tiempos, me enamoré y me casé con Ana Trujillano Carabante y formamos una pareja ideal, ella ponía la razón y el método, yo la pasión y la alegría, al poco tiempo nació nuestro único hijo, Pedrito.

Casares vivía tiempos de libertad, la República había traído muchas cosas nuevas para nosotros, nuestro Sindicato de Oficios Varios de la CNT de Casares se había constituido en una fuerza importante en el pueblo, con más de 200 afiliados.

El Ayuntamiento tenía un Alcalde de Izquierdas, para más señas, era mi cuñado José Trujillano Carabante, socialista de Largo Caballero, luchador y honrado, el obrero estaba representado en todos los sitios.

En la Huelga del Campo de Febrero a Junio del 36, nuestra clase no tenía una sola voz, estábamos nosotros los de la CNT y la UGT, terminamos yendo cada uno por su lado, a veces se enturbiaron tanto nuestras relaciones que casi llegamos a las mano, todavía siento vergüenza de aquella situación.

La muerte de Félix Mena, Presidente de nuestro Sindicato, a principios de Junio, nos hizo comprender que los obreros teníamos que estar juntos, también entendí que uno de los nuestros no podía morir por un Sincope Cardiaco, algo tan desconocido en aquellos tiempos, en tanto que los nuestros morían por enfermedades de la pobreza.

El 18 de Julio, por la radio nos enteramos lo del Golpe de Estado, creíamos que era para unos días, pero duró muchos años, tiñéndolo todo de luto y muerte.

Mi cuñado José organizó dos camiones de hombres del pueblo y fuimos a luchar contra los fascistas a San Roque, con el tiempo entendí que con escopetas de caza nunca podíamos haber ganado.

¡No!, no estoy de acuerdo, ni puedo compartir algunas cosas que pasaron; no sirvió de nada tirar los Santos por la Plana; detener y entregar aquellos paisanos de derechas a aquellas malas gentes de Málaga, nadie podía pensar el fin trágico que aquello tendría.

A finales de Septiembre ante la proximidad de las tropas insurgentes comencé un largo peregrinaje que pude terminar en 1945, con un solo argumento, seguir viviendo.

Comenzamos “la juia”, como se conoce en Casares, Ana, el niño y yo, con pocos pertrechos, camino de Marbella y Málaga. En mi casa de Calle Molino, escondidos en un falso techo quedaron las propiedades de Ana, una máquina de coser de mano de fabricación francesa y un cuadro de la toma de la Bastilla por el pueblo de Paris en 1789, fue como una premonición de nuestro destino.

Un día antes de la caída de Málaga 8 de Febrero del 37 salimos por la carretera en dirección de Almería, que tristes recuerdos, cuantas criaturas, cuantas vidas, ¿porqué?.

Bajo un bombardeo constante de los barcos Cervera, Canarias, Baleares y la aviación italiana nos llevaron con el corazón en un puño, ¡que valiente la soldadesca! atacando a población civil indefensa, creo que ahora se llama eso genocidio, para nosotros solo fue una cruel matanza.

De Almería salimos para Barcelona y allí me hice Carabinero, estuve en una Sección de Sanidad, no recuerdo los frentes en los que estuve, aunque si están vivos en mis recuerdos los cuerpos destrozados que transporté y las letras de aquellas canciones que cantábamos.


La del veintisiete
no debemos consentir
que invadan
nuestra nación
chulos, fascistas, moros
italiano y alemanes
y la animal legión.

Todo estaba perdido, salí de España el 31 de Enero de 1939, como tantas gentes, me internaron en el Campo de Concentración de Argelés-sur Mer, fuimos unos 43.000 los españoles allí dentro, prisión vigilada por feroces guardias senegaleses, el hacinamiento, el hambre, la desesperación y la locura eran el día a día.

Durante aquel verano se presentaron en Argelés militares que eran de la Legión Francesa, me aliste por cinco años, era la única forma de salir de allí y además con un sueldo de 2000 francos; debía pensar en mi gente que habían sido refugiadas en Cordes en el Departamento del Tarn. Ana había llegado con lo puesto y con la única propiedad de una foto de Pablo Iglesias.

En la legión Francesa ingresé en un Regimiento de Infantería del Norte de África, estuve destinado en Marrakech 1940 (Marruecos) Sidi Bel- Abbes (Argelia).

Lo que Franco no pudo conmigo, lo consiguió un Teniente General alemán del África Korps llamado Edwin Rommel, apodado el Zorro del Desierto, los alemanes me hicieron prisionero en Puente de Fahs-Zaghouan (Túnez), era el 18 de Enero de 1943.

A los prisioneros nos pasearon por algunas ciudades italianas como animales de feria, entre gritos, insultos y escupitajos, identifiqué los daños de un pueblo idiotizado por el fascismo.

De ahí pasé a la Alemania nazi concretamente al Campo de Prisioneros de Guerra Stalag 8ª situado en Görlitz junto al rio Neisse, actualmente es territorio polaco, eran unos cuarteles construidos por Hitler como campo de juventud, al principio de los años treinta.

Allí el prisionero Nº 82.263 Diego, El Chicharo, entre el frío y la humedad, el hambre y la miseria, entre coles y repollos se encontró una vieja conocida, la soleta, y gracias a su herencia jornalera entró a trabajar en granjas agrícolas de la cercanía.

Aquí, o en cualquier sitio anterior, pude haber terminado mis días, pero ya se sabe hay muertes repentinas, y la mía no había llegado.

A principios de Mayo de 1945, tras la rendición alemana llego nuestra libertad y fui repatriado a Francia el día 2 de Junio del 1945, entré en Francia por el norte, concretamente por. Arras, Pais de Calais.

El día 2 de Agosto a las seis de la mañana llegué a Vindroc, en el sur de Francia; con la única identificación de un papel de la Cruz Roja Internacional escrito en alemán, inglés y francés. En aquella vieja estación estaba esperándome mi Pedrito, al principio no lo reconocí por el tiempo trascurrido y por el cambio de niño a joven, mi hijo del alma, al que no veía hacia seis años y medio, aún recuerdo sus ojos azules inundado de lágrimas, un fuerte abrazo y por fin juntos.

Rápidamente cogimos el camino de Cordes para encontrarme con la única mujer de mi ajetreada vida, Ana, atrás quedaban historias de horror muerte, desarraigo y olvido.

Allí formamos el pequeño Casares en el exilio, José y Juana, Antonio, los Cristóbal y tantos otros.

Francia me ha dado lo que mi patria me ha negado. Reconocimiento con la Cruz del Combatiente, dignidad, y libertad para pensar, y vivir, como yo quería.

Desde este suelo de Cordes sur Ciel, Departamento del Tarn, Francia, donde reposan mis restos desde el 9 de Junio de 1970, enterrado con honores militares y acompañado por numerosos amigos y compañeros de lucha.

Quiero despedirme con la humildad de las gentes de mi clase jornalera, pero reafirmándome en mi compromiso con la libertad y la igualdad de todos los hombres y que siempre seguiré siendo, mientras mi memoria persista:

UN SOLDADO DE LA REPUBLICA.

Nota: Dedicado a mis tíos Simona y Pedro Pérez Trujillano y a mis primos