Cristóbal González Romero

Cárcheles
Jaén
Sedano Moreno, José

Había venido al mundo cuando aún no había terminado la «Gran Guerra», llamada así porque había sido la más grande hasta ese momento. Qué poco se imaginaban en Cárchel lo que a este niño, que ahora estaba recién nacido, le restaba por ver, y padecer, dentro de pocos años cuando, en otra guerra ¾más grande que la que en el momento del nacimiento estaba padeciendo Europa¾ él llegaría a ser, en lugar destacado, uno de los principales protagonistas.

Pero antes que fuera protagonista de esta otra «Gran Guerra» ¾la segunda¾, lo fue, igualmente, de la que se desarrolló en la España de 1936, hasta el final del primer trimestre de 1939. Apenas con 19 años recién cumplidos se vio envuelto en la vorágine de una guerra fratricida que sería, muy a su pesar ¾él todavía no se imaginaba lo que el destino le había reservado¾, lo que le alejaría de su casa, de Cárchel; ya no vería más esa tierra donde los olivos son dueños y señores del territorio que ocupa la provincia de Jaén.

Ese niño, al que le pusieron el mismo nombre que su padre ¾Cristóbal¾, que había nacido en Cárchel, en el número 14, de la calle Nueva,[1] no pudo saber nunca qué fue de su familia, de su casa, de su pueblo, de sus amigos, de… tantas cosas.

Sabemos que, en abril de 1937, era militante del Centro Socialista Obrero,[2] perteneciente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en su pueblo: Cárchel. Sabemos también que no se inscribe, como voluntario, a pesar de su ideología de izquierdas, en la 24 Brigada Mixta que se estaba formando en Jaén, con gentes llegadas, incluso, de otras provincias ¾como fue el caso de Almería¾ pero, por la edad que tenía en el verano de 1936, cuando comienza la guerra civil en nuestro país, Cristóbal está en edad de incorporarse a cualquier unidad del Ejército Republicano. Seguramente lo hizo por la quinta que le correspondía y lo más probable es que, con su unidad, participase, entre otras, en la batalla del Ebro, siendo uno del, aproximadamente, medio millón de españoles que atravesaron la frontera de los Pirineos en aquél gélido invierno de 1939. Un campo de refugiados, en territorio francés, lo estaba esperando y… después… él no lo sabía, ni siquiera se lo podía imaginar pero… un campo de concentración nazi le estaba esperando.

Pero veamos el camino que le llevó al «infierno» que, como escribió otro español que también estuvo allí, Amadeo Sinca Vendrell, oficial del Ejército Republicano, recién salido del campo de concentración fue el primero en publicar lo que allí se había vivido, en un libro que tiene por título Lo que Dante no pudo imaginar. Mauthausen-Gusen. 1940-1945. 7000 muertos españoles en el infierno nazi.[3]

Empiezan a aparecer datos de Cristóbal…

 

Nacido en:                                  Cárchel (Jaén)[4], Andalucía

Fecha de nacimiento:                  10 de Octubre de 1917

Internado en el Stalag[5]:               XI – A[6]

Número de interno:                     7.862

Deportado a:                               Mauthausen

Fecha:                                          26 de abril de 1941

Número de matrícula:                 3.735

Trasladado a:                               Kommando[7] Gusen (I)

Fecha:                                          20 de octubre de 1941

Número de matrícula:                 13.835

Fallecido con fecha:                    16 de noviembre de 1942

Lugar:                                          Gusen (I)[8]

Interpretación de lo anterior:

Como la mayoría de todos los españoles deportados a cualquier campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, Luis formaría parte de alguna de las CTM/BTE (Compañías de Trabajadores Extranjeros/Batallones de Trabajadores Extranjeros), que se formaron en la mayor parte de los campos de refugiados franceses, tras el paso de la frontera francesa, durante el primer trimestre de 1939, con motivo de la batalla del Ebro (en la Guerra Civil Española), que dejó Cataluña aislada del Levante español.

La mayor parte de las CTE/BTE fueron a reforzar, bajo mando militar aunque ellos no lo fueran, las defensas de la frontera francesa con Alemania y con Bélgica y, sobre todo, la famosa Línea Maginot edificada tras la I Guerra Mundial. Tras la invasión alemana a Francia en mayo de 1940, todas estas CTE/BTE fueron capturadas en masa y sus miembros fueron recluidos en diversos «Stalag» para estar «en cuarentena». Esta «cuarentena» no tenía que ser, como su nombre indica, de 40 días, sino que la estancia en los mismos, a veces, se alargó más de dos y tres meses.

Pasada esta, había llegado la hora de subir a un tren y ser deportado a cualquier campo de concentración nazi repartidos por toda la superficie de Alemania y de todos los países ocupados, algunos de ellos llamados «de tránsito» porque su destino final, tan incierto, era otro.

El tren de Cristóbal se adentraría en Centroeuropa, lejos, muy lejos de aquel pequeño pueblo, fuertemente adherido a esa tierra olivarera, al amparo de las estribaciones de Sierra Mágina, y se apearía en una pequeña estación de tren, con un desconocido y complicado nombre. Pero veamos el devenir de Cristóbal.

Cristóbal, como vemos, pasa su «cuarentena» en el Stalag XI-A ¾Wehrkreis (distrito militar)¾, próximo a la ciudad alemana de Magdeburgo; el llag[9] XI-A, en realidad se encuentra situado en el lugar denominado Dornitz, en la región de Sajonia, y de ahí es trasladado al campo de concentración de Mauthausen, próximo a la ciudad de Linz, en el norte de Austria, clasificado con la categoría III (de exterminio, por el trabajo y otros) y posteriormente trasladado a Gusen I.

Como hemos visto al principio, Cristóbal llega al campo de Mauthausen el 26 de abril de 1941, pero sabemos que él, como tantos miles de españoles, fue capturado con motivo de la invasión alemana, tanto de los Países Bajos como de Francia, entre los meses de mayo y junio de 1940. Significa esto que, desde esa fecha y hasta la fecha de llegada a su destino final, estuvo prisionero en el Stalag XI-A, cerca de un año.

Por diversos testimonios publicados se sabe que el Kommando Gusen I estaba situado en Langestein, a 4 km del campo principal, y estaba dedicado, entre otras cosas, principalmente a la extracción de granito ¾existía una gran cantera junto a él¾ y cristal de roca.

Fue, para los deportados, un infierno[10] ¾tanto o más que el propio campo central: Mauthausen¾ tanto por las condiciones de vida en el mismo como por la brutalidad manifiesta, no solo de los mandos, sino también de los propios kapos.[11]

Las muertes, en Gusen I fueron por miles. Las inclemencias del tiempo también pasaron factura para los detenidos. Los inviernos de 1941 y 1942 fueron terribles, y serían los que más víctimas produjeran. Temperaturas bajo cero, durante muchas semanas, con poca ropa, apenas sin alimento que produjese suficientes calorías como para hacerle frente, las condiciones de trabajo, ya de por sí, imposibles, fueron caldo de cultivo para que las congelaciones, la gangrena y, lo que eufemísticamente aparece en los partes de defunción como «bronconeumonía», hicieron el resto.

En esas condiciones era imposible vivir mucho tiempo; en ese sentido, el que sobrevivió fue porque entraría ya muy tarde, próximos a la liberación y al final de la guerra.

Cristóbal, como tantos, no tuvo esa suerte.

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[1] Archivo General de la Guerra Civil Española (Salamanca). Relación de muertos españoles en el Campo de Concentración Nazi de Mauthausen (Austria). Referencia: FEDIP. Caja 22. Expte. 4. Hemeroteca MF/R. Signatura 2312, pág. 50. (Copia de la relación de muertos y supervivientes que donó De Diego, deportado español destinado en las oficinas del campo de concentración de Mauthausen, al Estado español. A.M.C.).

[2] Información facilitada por el investigador jiennense, Antonio Santos González, en e-mail de fecha 01/05/2014.

[3] Editado por Producciones Editoriales. Barcelona (1980).

[4] Cárchel, en la provincia de Jaén, fue municipio propio hasta el año 1975, fecha en la que, junto con su vecino pueblo de Carchelejo, constituyeron un único municipio bajo el nombre de Cárcheles.

[5] Campos de prisioneros de guerra para soldados y suboficiales (Se forma con las iniciales de las palabras Stammlager für kriegsgefangene Mannschften und Unteroffiziere), en http://www.moosburg.org/info/stalag/laglist.html (Kriegsgefangenenlager: Liste, pag. 2. [Consulta realizada el 03/06/2005].

[6] Estaba situado en la localidad alemana de Altengrabow ¾también se le conoce por Altengrabau¾, en Dornitz, cerca de Magdeburgo (Sajonia), a unos 90 km de Berlín.

[7] Subcampo, dependiente del principal. Podía tener instalaciones fijas (ej. Gusen I) o no. Con el tiempo se constituyeron dos Kommandos más, dependientes de Gusen I, el II y el III.

[8] BERMEJO, Benito, y CHECA, Sandra. Libro memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945). Edita: Secretaría General Técnica. Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación. Ministerio de Cultura. Madrid (2006), pág. 91. También en DEL RIO, Ángel, MARTIN, Ricardo y CHECA, Sandra. Andaluces en los campos de Mauthausen. Ed. Centro de Estudios Andaluces. Consejería de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Sevilla (2006), pág. 246. Así mismo, existe datos interesantes sobre esta persona en: http://www.aborico.com/2011/07/fallecidos-en-campos-de-concentracion.html

[9] «Campo de internamiento para civiles», en http://www.moosburg.org Ibid. Téngase en cuenta que no eran militares en las CTE, aunque estuviesen bajo mando militar francés.

[10] Los propios internos bautizaron a Gusen como «El infierno del infierno».

[11] Kapo son las dos primeras sílalabas de las palabras Kamarade Polizei (como se desprende de su lectura significa algo así como «compañero policía». En realidad se trataba de otro deportado al que se le había atribuido, dependiendo de su «manera de ser», ciertas prerrogativas de las que no gozaban el resto de los deportados. Vestian el traje a rayas, como el resto, aunque llevaban un brazalete en el que se leían, o bien las palabra «kapo», o bien las iniciales de dichas palabras «KP». Se distinguían por su brutalidad para con el resto de detenidos, aún siendo compañeros deportados. También hubo kapos españoles. Alguno de ellos, con la liberación del campo, fue detenido, juzgado, condenado a muerte y ejecutado.