Constancio Castilla Cañado

Aroche
Huelva
Ramírez Copeiro del Villar, Jesús

Constancio Castilla Cañado, «Culo roto», nació en Aroche, el 19 de septiembre de 1895. Era de campo y militante socialista. Al inicio de la guerra huyó a la sierra pero unos primos de derechas le aconsejaron que regresara al pueblo, que nada le pasaría. Al volver fue detenido y condenado a muerte. En la noche del 22 de agosto de 1937 un grupo de treinta hombres, la mayoría destacados izquierdistas del pueblo, fueron sacados de la cárcel y conducidos en un camión hacia las tapias del cementerio para ser fusilados. En el grupo se encontraba Constancio Castilla. Iban amarrados por parejas con las manos atadas con una cuerda. Durante el trayecto Constancio logró desatarse de su compañero, esperó a que el camión cruzara el Puente del Cañón y dando un empujón al falangista que le custodiaba, saltó del vehículo y se tiró al puente. Mientras el camión se detenía, Constancio se alejó corriendo por el cauce, seco en verano, perdiéndose en la oscuridad de la noche. En la lejanía pudo escuchar los disparos que acabaron con la vida de sus compañeros. Constancio era conocedor del terreno y alcanzó la Ribera del Chanza, siguió por ella y al amanecer llegó a la finca de su suegro. Allí descansó. Luego se tiró a la sierra hasta llegar a Castuera (Badajoz), en zona republicana. En Aroche dejó a su esposa Anselma Domínguez Benítez y a tres niños, Florentina, Serafín y Angelina. Participó en la defensa de Madrid. Desde allí escribió a su familia, a través de la Cruz Roja, comunicando que estaba bien. Luego pasó a Alicante, siguió a Valencia y tras la caída de Barcelona cruzó la frontera francesa por La Junquera, el 9 de febrero de 1939, siendo internado en el campo de Argelès.

Se estableció en Burdeos y allí coincidió con Antonio Amigo Sánchez (Cortegana), que por cierto fue deportado por los alemanes y nada se supo de él. Finalizada la guerra estuvo de obrero agrícola en la zona de Burdeos y hacía carbón de leña con su paisano Miguel Sancha Martínez. Luego trabajó en una finca de viñedos para un patrón francés, Jean Bernard, que se portó magníficamente. Vivió en la localidad de Hostens, al sur de Burdeos. También se dedicó al estraperlo, compraba y vendía comestibles. Fui a visitarle en septiembre de 1964 ¾comenta su hijo Serafín Castilla¾ después de veintiocho años de ausencia. Nos abrazamos y lloramos, era muy mayor, estaba jubilado. Estuve con él quince días. Volví al año siguiente, pero en seguida falleció. Murió el 29 de septiembre de 1968 en el hospital cercano de Mont-de-Marsan. Mi padre era un hombre valiente ¾prosigue Serafín¾ frío y calculador, nunca perdió la idea de vivir, siempre luchando. La guerra fue una tragedia para mi familia.

Fuentes

► Serafín Castilla Domínguez (hijo); Reg. Civ. Aroche. Nacim. Tomo 17, fol. 15; Muñiz, La historia, pp. 218-221.

► J. Ramírez Copeiro del Villar: En tierra extraña. El exilio republicano onubense. Autoedición, 2011.