Antonio Sanabria Romero

Alcalá de Guadaíra
Sevilla

El 25 de noviembre de 1936 prestó declaración ante José Martínez Sánchez Arjona, juez militar de Utrera, el portero de la casa de Rafael Beca Mateos, en la Plazuela, Manuel Gómez Portillo, que dijo:

El día 18 de julio, por la noche, estando yo en la casa del señor Beca, llegaron dos hombres y me increparon diciéndome que si era que yo estaba allí “para asesinar a los obreros”. Me echaron a empujones a la calle, me dijeron que era “un mal fascista” y que me iban a tirar a la candela que habían hecho con los muebles de la casa; y, a continuación, me llevaron amarrado a la cárcel, donde permanecí hasta que me liberaron “las fuerzas”. Uno de esos dos hombres era “un tal Sanabria que se haya fusilado”.

Pues bien, una de las tabernas de Alcalá de Guadaira donde se reunían los republicanos era la que estaba en la plaza de Cervantes, número 7; y su dueño se llamaba Sanabria: Antonio Sanabria Romero.

Hijo de Manuel Sanabria Sánchez, de 66 años, y Joaquina Romero Rivero, de 65, que vivían con su hermana Águila en la calle Gestoso, número 1; Antonio nació en Alcalá el 16 de abril de 1889 y estaba casado con Rosario López Navarro, natural del pueblo extremeño de Higuera la Real, con la que tuvo tres hijos: Herminia, Mario y Rosario, que en julio de 1936 tenían 11, 10 y 5 años, respectivamente. Todos ellos habitaban en la misma casa, arrendada a Agustín Alcalá y Henke, donde estaba la taberna y donde más tarde, ya viuda, Rosario López Navarro puso una pensión, llamada pensión Herminia, que se mantuvo hasta 1952 ó 1953.

Al tabernero Sanabria, que durante los veranos ponía un quiosco de bebidas en el parque de Oromana, le decían Pelusa, como a su padre, que también era tabernero, y tenía la taberna en la plaza de abastos. Rosario Sanabria López, nacida 19 de julio de 1931, me dice que su padre, aunque severo con sus hijos, era muy simpático con la gente; y recuerda que, cuando iba a comprar a la plaza de abastos, la llevaba a ella metida en el canasto de la compra y después la dejaba en la miga que había en la misma plaza. Rosario no sabe lo que pasó con su padre; sabe que la guardia civil fue a su casa a detenerlo y que su hermano Mario, por orden de la madre, lo siguió y vio que lo metieron en el cuartel del Derribo; pero ignora donde lo llevaron después y el sitio en el que lo mataron. Desde luego, ya no volvieron a verlo nunca más, y es seguro que lo asesinaron.

En el Registro civil de Alcalá consta una inscripción, practicada el 29 de noviembre de 1937 a instancia del juez de Utrera, donde aparece que Antonio Sanabria Romero murió en Sevilla el día 11 de agosto de 1936 a consecuencia de la aplicación del bando de guerra.

Es muy probable, por tanto, que el simpático Pelusa, al que se refiere el Cuni, sea el “tal Sanabria que se haya fusilado”, a que se refería el portero de casa de Beca. A consecuencia de la muerte de Antonio Sanabria Romero no sólo se quedaron huérfanos sus tres hijos habidos con Rosario López Navarro sino también otros dos, llamados Baradiles y Antonio Sanabria Gómez, éste maestro de pala en la panadería de Manuel Ramos García y músico en la banda municipal, nacidos de una unión anterior de Antonio Sanabria con una mujer llamada Trinidad Gómez Ordóñez, de apodo la Juanela. La cual se casó después con el alcalareño José Becerril Madueño, licenciado en ciencias químicas y catedrático de instituto, al que también asesinaron.

Fuentes:

ATMTS: Causas números 12/36, 52/38 y 1887/38: Legajo 313-4969.
AMAG: Libros 257 y 258.
ARCAG: Libro de defunciones nº 52.
Testimonio de Rosario Sanabria López