Antonio Molina Vázquez

Encinasola
Huelva

Encinasola 15.03.1910 – Huelva 14.05.1945

Molina había nacido en Encinasola, el 15 de Marzo de 1910, pero tras la muerte de su padre y debido a la precaria situación en la que quedó la familia (él y su hermano Francisco vendían sardinas por las calles), la madre decidió partir hacia la cuenca minera de Riotinto, llevando con ella a sus tres hijos, Francisco, Antonio e Hilaria. Se instalaron en Nerva, en la calle Cardenal Gauz, 8 y posteriormente a la calle Julio Nieto, 12 (llamada posteriormente Viriato).

En 1929 empezó a trabajar como ajustador de segunda en la fundición de “Riotinto Limited”. De profesión mecánico, se afilió a la CNT, participando como representante de los mineros en las negociaciones de éstos con la compañía en Junio de 1936. Llegó a ser secretario general de CNT en Nerva, lo que equivale a decir Presidente, cargo del que dicho sindicato prescindía.

El mismo 18 de Julio, Molina se puso al frente de una de las columnas de mineros que salieron de Nerva, acompañándole otro luchador nervense también militante de CNT, FAI, llamado Antonio Guerrero González “El sastre” (lugarteniente de Molina). Posteriormente, algunos líderes de la izquierda reconocían que si todas las demás columnas hubieran tenido la misma movilidad que la de Molina, el golpe no triunfa en la provincia.

En todas sus actividades bélicas le acompañaban, Antonio Guerrero González “el sastre” y “el tripas”. En sus correrías llevaban bombas de mano, dinamita, y lo que recogían de los cuarteles asaltados: armas, correajes de los guardias civiles, etc..

Días después del alzamiento se formó un grupo de unas sesenta personas, entre mineros y vecinos, con el objetivo de asaltar el cuartel de la Guardia Civil del castillo de las Guardas, pero al parecer, los izquierdistas del pueblo habían llegado a un “acuerdo de no agresión” a la Guardia Civil, cosa que no fue respetada por los nervenses, produciéndose un tiroteo y el avance hacía el cuartel. Los asaltantes hicieron estallar en la puerta del cuartel un camisón blindado cargado de dinamita, aproximadamente, a las dos y media de la madrugada. Hubo más disparos de fusiles hasta que se hizo un gran silencio. Estos sucesos produjeron el destrozo del cuartel de la Benemérita, la muerte del alférez que lo mandaba (Cipriano Heredero Rábano), además del incendio de la iglesia y de algunas casas particulares.

Los participantes de estos sucesos huyeron al campo, como fugitivos, pero se entregaron voluntariamente a la Autoridad en febrero del 37, siendo juzgados y condenados a muerte, llevándose ésta a efecto el 4 de Mayo de 1937 en el Castillo de las Guardas.

El 10 de agosto, las fuerzas de Molina a su paso por Higuera de la Sierra tuvieron un enfrentamiento con la Guardia Civil que defendía el cuartel. Murieron en la operación el capitán Juan peralta Pérez, el cabo Francisco Díaz Martín y los guardias Antonio Tejada Rodrigo, Alejo Arteaga Barranquero y José León Torres. No se sabe cuantas bajas tuvieron los republicanos.

La columna de Molina puso rumbo a Madrid, el número de componentes se fue incrementando a medida que iban pasando por los múltiples pueblos del recorrido. Lo que comenzó un grupo de mineros, se convirtió en “el batallón Andalucía-Extremadura” y poco tiempo después, en la columna “Espartacus” (columna libre), compuesta mayoritariamente por Cenetistas. A su llegada a Madrid fue militarizada por el Gobierno Republicano y pasó a denominarse “77ª Brigada Mixta del Ejercito regular”.

También formaron parte de esta Brigada entre otros muchos el capitán Francisco Cordero Cortés, de 33 años, jornalero natural de Nerva. Juzgado por “rebelión militar” en Huelva el 26.03.41 y condenado a pena de muerte. El 26.09.41 le fue conmutada por la de inferior grado pero falleció en la cárcel de Huelva en marzo del 49. El soldado José Pablo Fernández, de 25 años, natural de Nerva, que más tarde ingresó en la Guardia de Asalto hasta la terminación de la guerra, también fue juzgado en Cortegana el 04.10.39, siendo condenado a la pena de reclusión perpetua.

Molina fue Comandante del primer batallón y debido a su sentido de mando y de la organización pasó por la Escuela de Guerra para realizar unos cursillos consiguiendo la graduación de Mayor (Comandante). Su nombramiento fue publicado el lunes 6 de diciembre de 1937 en el Diario Oficial del Ministerio de Defensa. Más tarde se le concedió el mando de 110 Brigada Mixta que, entre otros frentes, operó en el de Extremadura, siendo entonces cuando tuvo que dar la cara para salvar la vida de tres paisanos que cayeron prisioneros de los republicanos, Manuel Ramos Márquez, Andrés López Márquez y Fernando Romero Santos.

En marzo de 1939 fue nombrando Coronel Jefe de la 13 División, terminando la guerra al frente de la misma en Madrid. Fue detenido en Alicante en Abril del 39 cuando esperaba un barco para salir del país. Fue recluido en el campo de concentración de San Miguel de los Reyes (Orihuela), y posteriormente trasladado y encarcelado en la prisión de Yeserías (Madrid) el 31 de Junio de 1939. El primer consejo de guerra que le instruyen se celebró en Madrid el 22 de Abril del 40, condenándole a muerte. La condena fue anulada por falta de pruebas el 8 de mayo del mismo año.

En su primera declaración, en la cárcel de Yeserías, el 15 de marzo del 40, intentó confundir al tribunal que lo juzgaba, diciendo que la columna de Huelva la mandaba un tal Máximo Guerrero Louvre “Olina” (capitán del ejercito colombiano) y que fue esta persona la que llegó a Comandante de la 110 Brigada. Diversos testigos manifestaron que dicho individuo existía (esto no se pudo probar, pero sí quedó claro que, Molina tenía buenos amigos).

Fue trasladado a Huelva el 16 de noviembre del 40, declarando en la prisión el 6 de diciembre del mismo año, que la columna minera se formó por socialistas y federales en la plaza del Ayuntamiento, y que no fue a Sevilla. En su favor dijo que gracias a él muchos miembros de la colonia inglesa pasaron a “zona nacional” y también que mediante su intervención se evitó una matanza en Nerva. Salió de dicho pueblo sobre el 19 de agosto, y llegó a Madrid unos diez días después. Se hospedó en el hotel “Buenos Aires” (c/ Eduardo Dato). Al poco tiempo pasó al frente de Usera.

Molina contó con informes favorables de derechistas de varios pueblos del entorno de Madrid /Camarma de Esteruela, Morata de Tajuña) a los que salvó la vida.

El 31 de mayo del 43 se dictó sentencia: Fallamos que debemos condenar y condenamos al acusado Antonio Molina Vázquez como autor de un delito de adhesión a la rebelón a la pena de muerte y caso de indulto o conmutación de la pena de 30 años de reclusión mayor (…)”.

Posteriormente el Capitán General de la II Región Militar (5º Sección de Justicia) dictamina que aprueba la sentencia del Auditor, pero deja en suspenso la ejecución hasta que la superioridad se resuelva respecto a la propuesta, como caso comprendido en el grupo II de la Orden de 3 de julio del 40, quedando archivada esta causa.

Tras su juicio y condena muchas personas de la sierra recorrieron pueblos y aldeas solicitando firmas para interceder por su vida.

En la prisión onubense se creó un comité clandestino, integrado por ugetistas y cenetistas como Manuel Álvarez, Francisco López Real, Luciano Suero Serrano, Antonio Molina Vázquez…

Molina murió el 14 de mayo de 1945, a las cinco de la madrugada, en Huelva a los 35 años de edad, con la libertad en el bolsillo (la noche antes de salir de la prisión). Se le certificó como causa de su muerte un “colapso circulatorio”.

Según Domingo González, desde joven tuvo unas inclinaciones bastante ácratas, siendo asiduo a la lectura y por su sabiduría ascendió a unos niveles superiores a las clases trabajadoras. Y sin duda fue una de las figuras principales de “las minas de Riotinto”. Durante la República sufrió las persecuciones que sufrían los obreros que tenían ideas de vanguardia y se oponían a las injusticias que cometió el Gobierno de Azaña, el de Casares Quiroga y el de Martínez Barrio. Fue un luchador de vanguardia, se puede decir de él que sobresalió en sus ideas místicas, pudiéndose comparar, aunque no tanto, al Dr. Pedro Vallina y Fermín Salvoechea y a otros más. Luchador , organizador de las masas de Riotinto y, al mismo tiempo, un pedagogo con ideas avanzadas y bastante cultura.

Como Diego Rojas de Nerva se dedicaba a enseñar al que no sabía y para ello constituyeron en la época los ¡Ateneos Libertarios” para enseñar, dar conferencias y preparar a las clases trabajadoras, tanto en sociología como en lo que fuera necesario. (1)

Luciano Suero Serrano decía sobre él: “…otro de los muertos en prisión por el hambre fue Molina, no lo fusilaron pero murió a consecuencia de aquélla enfermedad general. Antonio era un completo luchador. Militante de la CNT hecho en Nerva, intérprete y portavoz de las necesidades sociales de todos los trabajadores de las minas de Riotinto, siendo muy querido por los compañeros de la sierra de Huelva”.

(1) Testimonio grabado –01.03.1997- a Domingo González, natural de Carboneras (Aracena). Superviviente del primer batallón de la 77ª Brigada Mixta.

Bibliografía

Archivo Fundación Río Tinto.
Archivo Tribunal Militar Territorial nº II de Sevilla.
Espinosa Maestre, Francisco. “La guerra civil en Huelva”.
Suero Serrano, Luciano. “Memorias de un campesino andaluz. En la revolución española”.

Tapada Pérez, Manuel “Guerra y posguerra en Encinasola”.

Para más información sobre este tema pueden ponerse en contacto con:
manuelpichardo@eresmas.com