Antonio Medina Fernández

Alcalá de Guadaíra
Sevilla

El día 25 de agosto de 1936, el comandante de infantería Luis Pastor Coll, asistido por su secretario, el brigada de infantería Fructuoso Delgado Hernández, se desplazó al barco prisión Cabo Carvoeiro y le tomó declaración a quien dijo llamarse Antonio Medina Fernández, de 37 años, jornalero, casado, natural y vecino de Alcalá de Guadaíra, con domicilio en el “Barrio Batán”, número 1.

Preguntado por el motivo de su detención y la intervención que hubiera tenido “en los hechos”, el preso contestó lo siguiente:

El día 21, cuando entraron las fuerzas en Alcalá, unos individuos a quienes no conozco me entregaron una escopeta de un solo cañón, con cinco cartuchos, y, sin orden de nadie, nos fuimos a la carretera de Dos Hermanas, donde estuvimos dos horas, sin efectuar ningún disparo, porque no hubo necesidad de disparar, ya que “la fuerza” entró por otro lado: según referencias, fue por la carretera de Sevilla. La escopeta y la munición las tiré en la carretera. Después de haber estado trabajando cinco días en casa de don Juan Borrero, fui detenido el día 4 de agosto.

A los seis días de su detención, Antonio Medina fue conducido a la comisaría general de vigilancia, en Sevilla, por la guardia civil de Alcalá; cuyo jefe, Cipriano Romero Ortiz, informó al comandante Luis Pastor, el 15 de septiembre del mismo año 1936, que Antonio Medina Fernández, alias el Curilla, era de filiación sindicalista, había sido perturbador habitual desde el advenimiento de la República, y tomó parte activa en los incendios y saqueos de iglesias y casas particulares, y demás desmanes llevados a cabo recientemente en la localidad.

A Antonio Medina Fernández, nacido en Alcalá el 3 de noviembre de 1898, le decían el Cura o el Cura el Gordo, y a su hermano Manuel, el Cura el de la Plaza, porque tenía un puesto de frutas en el mercado de abastos de la calle de la Mina; a otro hermano suyo, Luis, lo apodaban el Curilla: era cantaor de flamenco, aunque trabajaba como jornalero en el campo. Tenía también tres hermanas: Dolores, que era la mayor de todos, Elvira y María.

Antonio Medina vivía en la casa número 1 del Albatán, enfrente de la fuente del Piojo; estaba casado con Trinidad Ortiz Castillo, nacida en mayo de 1906, y era padre de un hijo, de nombre Antonio, que en julio de 1936 tenía 4 años.

Antonio Medina Ortiz me dice que su padre, trabajador del campo, se dedicaba sobre todo a la poda y tala de árboles, y que, pese a no tener un trabajo fijo, casi siempre estaba trabajando en la Hacienda de los Ángeles, en la carretera de Dos Hermanas. Lugar al cual iba y venía a pie; haciendo una parada, antes de llegar a su casa, en la Venta de Romualdo, junto al puente sobre el río. Aquí solía sentarse un rato, con un periódico entre las manos, y en voz alta lo leía y comentaba a la concurrencia.

Al Cura lo detuvieron un día al pasar frente al Ayuntamiento, lo metieron en la cárcel de Alcalá y más o menos una semana después se lo llevaron a Sevilla: al barco. El hijo no se acuerda de las facciones de su padre, pero sí del cimbreo de la escalerilla del barco cuando subía por ella en brazos de su madre para ir a visitarlo, y cómo le impresionó ver tantos hombres allí juntos. Me cuenta Antonio Medina Ortiz que, después de la detención de su padre, fueron varias veces a su casa preguntando por él dos conocidos criminales convertidos en agentes de la autoridad, y que éstos lo registraban y revolvían todo con muy malos modos. A él y a su madre los recogió su tía Dolores Medina, en un rancho que ésta tenía en la cuesta Carretilla, cuando a Trinidad Ortiz le dijeron en Sevilla que su marido ya no estaba en el barco, pero no le dijeron donde estaba.

El día 7 de diciembre de 1936, José Martínez Sánchez Arjona, el juez militar de Utrera, que decía de Antonio Medina Fernández que se encontraba preso en el barco Cabo Carvoeiro y que pertenecía a la CNT, lo procesó, por rebelión militar, y decidió exigirle una fianza por valor de 50.000 pesetas para asegurar las responsabilidades pecuniarias que pudieran alcanzarle.

No sé la fecha en que lo asesinaron, pero fue antes del 30 de diciembre de 1936. En un oficio de este día, el delegado militar gubernativo de Andalucía y Extremadura, Santiago Garrigós Bernabeu, comunicó al juez Martínez que a Antonio Medina Fernández se le había aplicado el bando de guerra.

Su hijo Antonio, cuando tuvo cinco o seis años, ya estaba trabajando en el campo, cuidando cochinos.

Fuentes:

Archivo del Tribunal Militar Territorial nº 2: Causas números 12/36, 52/38 y 1887/38: Legajo 313-4969.
Archivo Municipal de Alcalá de Guadaíra: Libros 257 y 258.
Testimonio de Antonio Medina Ortiz. Fotografía cedida por Antonio Medina Ortiz.