Antonio Gómez Giménez

Benamargosa
Málaga

(Benamargosa, Málaga, 1907 – Castillo de Harthein, 1942)

Las ideas de progreso y de emancipación social que propugnaban las organizaciones republicanas y obreras desde finales del siglo XIX, encontraron en la Axarquía malagueña un campo abonado. Primaba en la comarca un pequeño campesinado empobrecido que apenas se sostenía con el laboreo de las viñas, los olivos y los almendros y que sólo encontraba en la emigración una alternativa de subsistencia. En este contexto crece Antonio Gómez, el mayor de una familia jornalera compuesta por siete hermanos. A pesar de las circunstancias sociales desfavorables, Antonio destaca como buen escribiente y ejerce labores de secretariado en un Ayuntamiento de Benamargosa gobernado por las fuerzas de izquierda en los años de la Segunda República.

Los partidos que conformarían el Frente Popular local, Izquierda Republicana, Partido Socialista y Partido Comunista fueron organizaciones hegemónicas en Benamargosa contando con un buen número de adeptos. Antonio pertenecía a una de ellos en el momento en que las tropas rebeldes se aprestaban a tomar el pueblo. Consigue huir junto con su hermano José que muere, como tantos otros, en un lugar desconocido en el transcurso de la contienda.

El rastro de Antonio se pierde durante los años de la guerra civil para restablecerse a través de la correspondencia postal desde los campos de confinamiento del Rosellón francés por donde pasaron decenas de miles de republicanos que huían de la nueva España fascista. Antonio escribe con regularidad a su mujer y, a la vez prima, María Arcas Fortes, y por las cartas sabemos que transitó por, al menos, tres campos entre el invierno y el otoño de 1939: el primero, tal vez Argelès-Sur-Mer del que deja entrever unas condiciones de vida más difíciles, Barcarès donde pasa seis meses y Saint Cyprien al que es evacuado el 23 de octubre de 1939. El relato de Antonio sobre la vida cotidiana en el campo de Barcarès en el mes octubre aparece, a todas luces, dulcificado con la única intención de mitigar el dolor de su esposa, una mujer pobre, con varios miembros de su familia represaliados y con tres hijos pequeños a su cargo. Antonio, como el resto de exiliados españoles, sabía con detalle las circunstancias adversas con las que tenían que enfrentarse a diario las mujeres de los “rojos” en la difícil misión de sacar a sus hijos hacia delante.

Y de lo que me dices que has estado hablando con el hijo de Pepe Cordero y con el hijo de Salinas, y te han contado nuestra situación en esta, que según tu me manifiestas es desagradable, pues yo te digo y te justifico que es todo lo contrario. Aquí lo pasamos admirablemente bien gracias a las dignas autoridades francesas. Al principio lo pasamos un poco peor pero desde que estamos en este campo, que hace aproximadamente seis meses, lo pasamos muy bien porque estamos bien abastecidos de comida, de ropa, mucha higiene por la mucha abundancia de agua tanto dulce como salada, porque este campo está en la playa a la orilla del mar, además hay donde distraerse y divertirse porque hay escuelas donde se dan clases españolas y francesas para todo el que quiera asistir a ellas, también hay organizados buenos cuadros artísticos por los españoles, donde se celebran festivales casi a diario. En fin, una vida de placer y no de amargura como a ti te dicen. También te digo que según órdenes de las autoridades francesas salimos en nueve días para hacer la vendimia porque en este país hay mucha uva y faltan brazos para su recolección

En marzo de 1940 se le ubica en la 39 Compañía de Trabajadores Extranjeros. La invasión nazi le lleva a Alemania, al Stalag XI-B (Fallingsbostel) como prisionero de guerra. Es deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941 con el número de matrícula 6361. Tenía sólo 34 años cuando fue gaseado en el tétrico Castillo de Hartheim un dos de febrero de 1942.