Ángel Carmona Jiménez

Montemayor
Córdoba

Ángel Carmona Jiménez nació en Montemayor (Córdoba), en el número 5 de la Plaza de la Constitución -el popular Paseo- el 13 de marzo de 1908. Era el segundo hijo del matrimonio formado por el comerciante José María Carmona Galán y Purificación Jiménez Sánchez, el cual tuvo, además de Ángel, cinco hijas y otro hijo más.

Desde 1929 fijó su residencia en Córdoba, viniendo a Montemayor solo en períodos de vacaciones. Cursa la carrera de Magisterio por libre y en contra de la opinión de su padre, que quería que se dedicara a las tareas agrarias exclusivamente. El 29 de abril de 1930 realizó el examen de ingreso en la Escuela Normal del Magisterio Primario de Córdoba.

Militaba en el Partido Socialista, donde era elemento destacado. De hecho, presidió la Agrupación Socialista de Montemayor en los comienzos de la II República. Por entonces esta organización contaba en la localidad con 12 afiliados y aunque era minoritaria dentro de la izquierda local -abrumadoramente de tendencia anarcosindicalista-, sí es de resaltar que integraban la misma, además del propio Ángel Carmona Jiménez, personas notablemente instruidas para la época, como el practicante José Antonio Palos Palma o la matrona María Navarro Bernal. Con posterioridad a 1934 no tuvo cargos directivos, aunque siguió militando en el partido y en el Centro Instructivo Obrero de Oficios Varios. Ello fue debido a que el negocio de sus padres sufrió en torno a 1933 un furioso boicot de los elementos sindicalistas del que desconocemos los motivos.

Solía asesorar al Centro Obrero sobre diversos asuntos, tales como Bases de Trabajo, conflictos sociales, elecciones o para hacer compras de material escolar para la escuela del mismo. Otras veces, en Córdoba, algunos obreros requerían su presencia junto a ellos en el Jurado Mixto. También venía a Montemayor para dar mítines en el Centro Obrero, que albergaba a todos los partidos de izquierda.

Trabajaba en la Academia Espinar de Córdoba, como maestro de Primera Enseñanza y como encargado del internado de este Centro de Enseñanza. La Academia estaba ubicada en el edificio que hoy ocupa el Museo Arqueológico y el internado en la calle Maese Luis. Precisamente en este lugar funcionaba en aquel tiempo una agrupación de jóvenes internos falangistas, camisas viejas, como Jesús Melgar y Antonio Marín López, que guardaban allí armas facilitadas por Falange Española.

Mantenía amistad con el maestro Modoaldo Garrido Díez, con Wenceslao Carrillo, José Antonio Balbontín, el médico Ruiz Maya y otros destacados políticos de izquierda de la provincia. En las elecciones generales de 16 de febrero de 1936 desempeñó el cargo de apoderado socialista de la candidatura del Frente Popular en Montemayor, labor que ya ejerció en anteriores comicios, como en las elecciones de 19 de noviembre de 1933, en que actuó de apoderado de los candidatos socialistas.

El Golpe de Estado de 18 de julio le sorprendió en Córdoba, donde continuó ejerciendo su profesión hasta que fueron suspendidas las clases. Una vez conseguida la autorización del director, Sancho Martínez Espinar, regresó a Montemayor. En Córdoba había sido fusilado el maestro Modoaldo Garrido y, al parecer, la Policía lo estuvo buscando para hacer con él lo mismo. Esta fue la razón de su vuelta al pueblo, sobre el 28 de ese mes. En la localidad fue nuevamente buscado por el destacamento de Falange que se asentó en la villa, con lo que huyó de la población sobre el 10 o el 12 de agosto por temor a ser represaliado debido a sus antecedentes políticos. Se dirigió a Espejo y después a Castro del Río, donde fue asistido como evacuado por un Comité designado para este fin. Más tarde se desplazó a El Carpio y pasados unos días marchó a Jaén con unos tíos que estaban allí refugiados. Por último, decidió trasladarse a Madrid, presentándose en un comedor organizado por maestros para comer, ya que llegó a la capital del Estado sin recursos. Allí trabajará de profesor en una escuela.

Con posterioridad, fue designado por la FETE-UGT como delegado para organizar Grupos Escolares integrados con niños evacuados en los pueblos de la sierra de Córdoba que permanecían en zona republicana, así como para hacer propaganda entre los maestros al objeto de que se afiliaran al sindicato de su pertenencia. Con esta finalidad, visitó en torno a octubre de 1936 pueblos como Belmez, Pueblo-Nuevo, Villaralto, Los Blázquez, Villanueva de Córdoba o Villa del Río. En esta misión estuvo aproximadamente un mes. Durante la misma ayudó a varios maestros para que no fueran destituidos en sus funciones, entre ellos al montemayorense Joaquín Varona Galán, que ejercía en Villaralto.

Decidió regresar a Madrid, donde sobre el 12 de noviembre se alistó en las milicias. Ingresó en un batallón denominado Columna de Perera<(i> que actuaba en el frente madrileño, prestando servicios en el barrio de Usera con la graduación de teniente. El 26 o 27 de diciembre, cuando se encontraba haciendo ejercicios de lanzamiento de granadas de mano, le explotó una de estas. Evacuado al Hotel Palace, el equipo del Dr. Bustos le amputó la mano y parte del antebrazo derecho. Terminaba así su actuación en la campaña bélica, tras haber ascendido a capitán en enero de 1937. Al mes siguiente fue evacuado al Hospital Provincial de Valencia, a la sala del Dr. Trigo.

Después de haber sido dado de alta del hospital, el 10 de julio fue enviado a Francia por el Gobierno republicano, muy implicado desde el comienzo de la guerra en la protección de la infancia. Allí ejerció primero como maestro y posteriormente como director de distintas colonias extranjeras creadas gracias a la ayuda internacional de Suecia, Noruega y Holanda. Aunque estos países no acogieron a niños, financiaron el sostenimiento de varias colonias en el sureste y sur de Francia (Biarritz, Dax, Perpiñán…) y en los alrededores de París (Bellefontaine, Enghien-les-Bains, St. Denis, Montmorency, Châtenay-Malabrie…).

Antes de regresar a España, el 22 de junio de 1940 contrae matrimonio en Rivierè con Carmen Zambrano Bernardino, maestra de la Colonia de niños de Montmorency, y participará en la Resistencia francesa.

El 30 de junio de ese año cruza la frontera por Irún, quedando prisionero en el Campo de Concentración de Miranda de Ebro, Burgos, donde fue declarado inútil total y mandado a Montemayor en libertad vigilada. Su hermano Fernando fue a recogerlo. Había sido sargento en el bando rebelde y gracias a sus gestiones y a las de su familia consiguieron que regresara a Montemayor a mediados de agosto de 1940, tras pasar por el Depósito de Prisioneros de Guerra del Grupo Escolar Miguel de Unamuno y llegar a Córdoba el 7 de agosto. Después de unos días internado en el Arresto Municipal, quedó en la situación de arresto domiciliario. Esta circunstancia no impidió constantes visitas en la puerta de la casa de sus padres por vecinos del pueblo, en una prueba clara de la estima que se le profesaba, sobre todo por parte de sus antiguos compañeros.

Fue denunciado a su vuelta a la localidad por Antonio Sánchez Ayala, natural de Alcaracejos y entonces veterinario de Montemayor. A consecuencia de ello, a finales de agosto de 1940 se le instruyó un procedimiento sumarísimo ordinario como presunto autor de un delito de Rebelión Militar. Sin embargo, no llegó a dictarse auto de procesamiento, ya que el Auditor propuso el sobreseimiento provisional de la causa el 9 de junio de 1942. Una vez libre de cargos, residirá en Córdoba, en la calle Realejo. Allí mismo trabajará durante un tiempo en un estanco propiedad de un familiar. Con posterioridad emigrará a Barcelona y se dedicará, con éxito, al negocio de la joyería.

En 1977 ingresa como socio en la Lliga de Catalunya de Mutilats i Invalids de la Guerra d’Espanya. Tras la restauración democrática se rehabilitó a todos los docentes que demostraran que la dictadura no les había permitido ejercer. Ángel Carmona Jiménez no volvió a desempeñar su labor educativa debido a su edad avanzada y a su estado de salud. Sí lo hizo su esposa.