Ambrosio Delgado Sayabera

Hornachos
Badajoz
Delgado, Cristina
Nació en Hornachos (Badajoz) en 1916. Hijo de Juan Delgado Izquierdo y Trinidad Sayabera. Sus padres eran de familia de campesinos y jornaleros. Tenía dos hermanos. Con cinco años cuidaba cerdos, se levantaba tan temprano que temía quedarse dormido y que le comieran las manos.

En su adolescencia, se afilió al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Cuando estalló la guerra civil en España tenía 20 años. A su padre, José Delgado Izquierdo lo fusilaron en el cementerio de Mérida el 31 de julio de 1940, con 54 años.

A él, por su juventud, lo metieron preso. Le condenaron a una sentencia de 30 años y un día. Cuenta que estuvo en varios penales, pero donde peor lo pasó fue en la cárcel del Puerto de Santa María (Cádiz), llegando a pesar 35 kilos. Aprendió a leer y escribir en la cárcel, pero siempre que empezaba a recitar los poemas o textos que aprendió, lloraba.

De su madre, nunca supo nada; solo una vez que fue a visitarlo a la cárcel a llevarle un saco de harina. Cuenta que tenía tanta hambre que se hizo una mezcla con agua y se lo comió todo. Al hacer la digestión casi le cuesta su vida.

Por su juventud y su oficio, era ferrallista, su último trabajo fue en el campo de concentración de Los Merinales (Dos Hermanas), haciendo la cubierta de hierros junto a sus compañeros en el Canal de los Presos del Bajo Guadalquivir.

Dentro de este mundo de penales y penas, sucedió una de las historias más bonitas que me han podido contar. Estando en los Merinales conoció a mi abuela. Mi bisabuelo tenía una venta en lo que ahora conocemos como el Polígono de la Isla, y ella se paseaba por las inmediaciones de Los Merinales para vender fruta y hortalizas. Él la vio y se interesó por ella. Se escapaba a escondidas por la noche y se iba a verla, jugándose su vida.

Fue puesto en libertad en 1945 y se casaron con todo lo que conllevaba casarse con un «rojo». Juntos se fueron a vivir a Bellavista donde los presos libertos estaban vigilados. Después de toda aquella muerte, empezó a trabajar en la empresa de Don Tomás Valiente, que le pagaba una miseria por sus servicios. Nunca le dejaron sacarse el permiso de armas, a pesar de apasionarle la caza, y apenas hablaba del pasado. Murió en 1998 a consecuencia de un derrame cerebral.