José Gómez Caballero

Alcalá del Río
Sevilla

Alcalá del Río (Sevilla) 1909 – Gusen 1941

José Gómez Caballero nació el 15 de marzo de 1909 a las doce de la mañana en el municipio sevillano de Alcalá del Río. Fue inscrito al día siguiente en el Registro civil por su padre, Dionisio Gómez Molina, natural de la Línea de la Concepción, Cádiz, de 29 años de edad y jornalero, y por su madre, María Caballero, “dedicada a las ocupaciones propias de su sexo”, y domiciliados en la calle Nueva, número 4, de Alcalá.

José Gómez tenía 27 años en 1936 y no tenemos conocimiento de lo que le aconteció en su vida durante esos años y, especialmente, entre los años 1936 a 1940. Por los datos que hemos encontrado, este alcalareño pudo participar en el frente en defensa de la República o encontrarse en una zona republicana hasta que se produjo el éxodo masivo hacia Francia de miles de republicanos que huían del avance de las fuerzas nacionales.

Más de 500.000 hombres y mujeres cruzaron la frontera por los Pirineos y lo que encontraron en el país vecino les sumergió en un nuevo sufrimiento en la Francia que abogaba por los principios de la libertad, igualdad y fraternidad. Los exiliados españoles se encontraron con los campos de refugiados o también llamados por muchos, de prisioneros, como Angulema, Argelés, Grenoble, etc, donde vivieron muchas dificultades en condiciones pésimas de salubridad y alimentación.

Pocas alternativas tenían allí los exiliados como pudo ser nuestro alcalareño José. Éstas se reducían a volver a España sin riesgo alguno, como intentaron propagar desde España con el beneplácito de las autoridades francesas, frente a la realidad de los fusilamientos diarios, pese a “no tener las manos manchadas de sangre”; ingresar en la Legión Extranjera o integrarse en los Batallones de Marcha; lograr algún contrato con particulares; participar en la resistencia francesa frente a la invasión nazi; o incorporarse a las Compañías de Trabajadores Extranjeros, que contaron con más de 50.000 españoles y que realizaron, sobre todo, acciones para reforzar la línea Maginot, una fortificación defensiva construida a lo largo de la frontera con Alemania.

Éste tal vez fue el destino de José Gómez Caballero. Tras la invasión nazi de Francia, durante los meses de mayo a junio de 1940, estuvo retenido en lo que se denominó Stalag o campo de prisioneros en Estrasburgo, Francia. Tenía el número de prisionero 3.258 y permaneció allí hasta el 11 de diciembre de 1940. En el Stalag-V-D Estrasburgo se alojaban prisioneros que eran clasificados por nacionalidades, a los que se les realizaban controles estrictos e interrogatorios individuales para enviarlos a trabajar como mano de obra barata.

El 11 de diciembre partió un tren desde Estrasburgo con dirección al campo de concentración de Mauthausen, y un contingente de españoles que, según la Amicale de Mauthausen de París, en su Livre Memorial, editado por la Fondation pour la Mémoire, estaba compuesto de 847 españoles que comprendían las matrículas desde el número 4.473 hasta el 5.391.

Todos los españoles, salvo una persona de la que se desconoce su procedencia, venían del Stalag V- D de Estrasburgo y habían sido capturados en Saint-Dié, Vosges, entre el 20 y el 26 de junio de 1940 como combatientes en las Compañías de Trabajadores Extranjeros.

Como ha quedado constancia de algunos testimonios, recogidos en la obra Triángulo Azul, los republicanos españoles en Mauthausen, de Manuel Razola y Mariano Constante, el convoy que salió el día 11 de diciembre llegó al campo de concentración el 13 de diciembre, tres días y dos noches después, y los deportados viajaron en vagones dedicados al transporte de ganado, sin comer, sin beber, sin poder dormir y haciendo todas sus necesidades en el interior de los vagones, sin saber la suerte que corrían.

Entre la una y media y las dos de la madrugada el tren se paró en una estación de un pueblo llamado Mauthausen, situado en Austria, cerca del Danubio, y que formó parte de la Alemania nazi tras la anexión de Austria. En este pueblo los alemanes decidieron crear un centro de reclusión que finalmente fue catalogado en el grupo III, como campo de exterminio, para individuos sin posibilidad de rehabilitarse.

Bajo temperaturas que superaban los 20-25 grados bajo cero, los hombres que formaban el convoy bajaron con dificultades para mantenerse de pie y caminar por la nieve, bajo la vigilancia de las SS y sus perros, comenzaron a cruzar el pueblo hacia un camino empinado de cinco o seis kilómetros hasta una fortaleza totalmente cubierta de nieve, y en cuyo trayecto murieron varias personas al no poder resistir todo lo que habían vivido.

Al llegar a la fortaleza, que estaba bajo el mando del temible comandante Franz Ziereis, les obligaron a desnudarse, a que se ducharan bajo temperaturas impensables, les afeitaban de pies a cabeza y pasaban por la desinfección. Se les daba un uniforme de rayas, con una distinción, que para los españoles era un triángulo azul, de apátridas, despreciados por su país de origen, y una S de color blanco de spanien, españoles.

Por los datos facilitados por la Amicale de Mauthausen de París, entre septiembre de 1940 y enero de 1941, se organizaron once trenes que transportaron a 3.385 españoles hacia Mauthausen, siendo la entrada más fuerte del año 1940, la del 13 de diciembre, fecha en la que llegó José Gómez Caballero, que perdió su identidad como persona por un número de matrícula, el 4.842, que le acompañó hasta el 29 de marzo de 1941. De los 847 españoles de ese convoy, el 59% no logró sobrevivir, y de ellos 431 murieron en Gusen y 42, en el castillo de Hartheim.

El 29 de marzo de 1941, José es trasladado al campo anexo de Gusen, un subcampo dependiente del campo central. Los que llegaban a Gusen eran los que estaban desahuciados. José entró con el número de matrícula 11.278 y resistió hasta el 2 de septiembre de 1941, después de diez meses en campos de concentración donde sufrió todo tipo de calamidades y torturas. Tenía 32 años.

Fue uno de los 103 sevillanos deportados, de un total de 1.494 andaluces que estuvieron en campos de concentración hasta la liberación el 5 de mayo de 1945, como ha quedado recogido en el libro Andaluces en los campos de Mauthausen, de Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín..

De su existencia quedan 5 líneas, en un documento de la FEDIP, Federación de Deportados Internados Políticos, muertos en Mauthausen: tres líneas con su nombre y apellidos, su lugar de nacimiento y su traslado desde el campo de prisioneros a los campos de concentración nazis, con los correspondientes números de matrícula. En la cuarta línea, el nombre de su padre, Dionisio Gómez Molina, y la dirección de su hogar, Calle Nueva, número 4, de Alcalá del Río. En la última línea, un número y una fecha, el 27 de febrero de 1947, tal vez, el día en el que comunicaron a su familia su fatal desenlace.